Este domingo, los Williams dejarán de dirigir Williams después del Gran Premio de Italia, en lo que vendrá a ser un nuevo tour de force del capital a la máxima disciplina del motorsport, que si ya venía malita por la escasez de racers en la cúpula de los equipos, no sé cómo quedará de aquí a unos años con tanto fondo de inversión y tanta tabla de rentabilidad sobre las mesas de los despachos donde se decide el devenir de las escuderías.
No deja de tener su enjundia que Gran Bretaña se hiciera grande en Fórmula 1, precisamente gracias al esfuerzo de grupos humanos que, a base de tesón, creatividad y quitar horas al sueño, levantaron sus estandartes en garajes de poca monta o incluso en granjas, que labraron su fama en los circuitos, para que el círculo se termine cerrando en los fríos edificios donde se apuesta sólo por lo que resulta viable.
Me apena mucho que la historia de Grove termine así. Aquí, en el País Vasco somos mucho de negocios familiares en los que cree hasta el que pasa la escoba por el suelo de la fábrica. Si los Williams se apellidasen Gabikagogeaskoetxea quizás habría resultado más fácil de entender. La hija no ha sido capaz de sacar adelante el legado de su padre y ha terminado vendiendo porque las presiones tanto internas como externas eran insostenibles. La jugada de capitalizarse en bolsa no resultó buena idea. Eso sí, hay un firme compromiso del comprador por mantener el nombre de la empresa, es lo que más vale, dicen, pero sin los Gabikagogeaskoetxea, Gabikagogeaskoetxea e Hijos se queda sin alma, y al albur de lo que decidan los nuevos patrones mientras tantean cuánto deberán invertir para sacar beneficio cuando la vendan.
Con los Williams en Williams había un cierto colchón de tranquilidad aunque la cosa pintase mal desde hacía años. Ahora sólo queda esperar y cruzar los dedos...
Os leo.
Me apena mucho que la historia de Grove termine así. Aquí, en el País Vasco somos mucho de negocios familiares en los que cree hasta el que pasa la escoba por el suelo de la fábrica. Si los Williams se apellidasen Gabikagogeaskoetxea quizás habría resultado más fácil de entender. La hija no ha sido capaz de sacar adelante el legado de su padre y ha terminado vendiendo porque las presiones tanto internas como externas eran insostenibles. La jugada de capitalizarse en bolsa no resultó buena idea. Eso sí, hay un firme compromiso del comprador por mantener el nombre de la empresa, es lo que más vale, dicen, pero sin los Gabikagogeaskoetxea, Gabikagogeaskoetxea e Hijos se queda sin alma, y al albur de lo que decidan los nuevos patrones mientras tantean cuánto deberán invertir para sacar beneficio cuando la vendan.
Con los Williams en Williams había un cierto colchón de tranquilidad aunque la cosa pintase mal desde hacía años. Ahora sólo queda esperar y cruzar los dedos...
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