A pesar de la imagen edulcorada y paternalista que nos han brindado las diferentes retransmisiones y las primeras opiniones vertidas en redes sociales, el podio del Gran Premio de Monza destilaba madurez por los cuatro costados. Los tres protagonistas están ahí desde hace años y sólo la imbecilidad de nuestro deporte le has impedido enseñar la patita hasta ahora.
Rechina a la vista leer que ha habido suerte o que no estaban los mejores en los primeros puestos y claro, como si ese claro explicara el milagro que supuso que de una puñetera vez se aplicara el Reglamento al tío que lleva un ramo de claveles en salva sea la parte, o que Valtteri se quejara de que su mapeo era una mierda o que Max haya mordido el polvo de mala manera por culpa de Honda, viniendo a significar que no disponemos de buenos conductores cuando, lo que no hay, casi nunca, es oportunidades reales para ellos.
Rechina a la vista leer que ha habido suerte o que no estaban los mejores en los primeros puestos y claro, como si ese claro explicara el milagro que supuso que de una puñetera vez se aplicara el Reglamento al tío que lleva un ramo de claveles en salva sea la parte, o que Valtteri se quejara de que su mapeo era una mierda o que Max haya mordido el polvo de mala manera por culpa de Honda, viniendo a significar que no disponemos de buenos conductores cuando, lo que no hay, casi nunca, es oportunidades reales para ellos.
Pierrot por razones obvias y Lance porque es Monza, ¡leñe!, y hay que llevar el coche a meta aunque la bandera roja haya venido a verte. Y Carlos, sí, el españolito. Los tres, repito, han dado muestras de estar hechos como para ocupar en diferentes escalones el podio de una prueba grandiosa como el Gran Premio de Italia. Y Sáinz, de los tres, el que más se ha expuesto, ya que la misión de Stroll era rubricar el fabuloso trabajo que ha hecho el equipo con él —con Checo ha quedado muy empañada, de nuevo—, tarea nada fácil, por demás, mientras que Gasly soñaba en primera posición por toda Alpha Tauri.
El madrileño salió de caza cuando la lógica recomendaba amarrar, y así, del tirón, hasta doblar la rodilla como el segundo bravo de los tres que cruzaron la meta en cabeza, en Monza, repito.
Ver todo esto con elevadas dosis de condescendencia es pedir a mamá que te dé de comer a la boca. No hay futuro con ellos, el futuro ya estaba allí. Lo que sucede que es que la Fórmula 1 ha descarrilado de tal manera que lo que debería ser normal cada domingo de carrera nos ha sonado a regalo de Navidad.
Ver todo esto con elevadas dosis de condescendencia es pedir a mamá que te dé de comer a la boca. No hay futuro con ellos, el futuro ya estaba allí. Lo que sucede que es que la Fórmula 1 ha descarrilado de tal manera que lo que debería ser normal cada domingo de carrera nos ha sonado a regalo de Navidad.
Os leo.
3 comentarios:
"lo que no hay, casi nunca, es oportunidades reales para ellos."
Si bloger tuviera emoticonos te plantaba unos cuantos aplausos
¡Excelente reflexión!
Está muy bien que expliques estos detalles para los recién arribados a este deporte que hoy, desgraciadamente, es más un negocio que un deporte y se rige con las normas de los negocios....
Un saludo desde Argentina
El niño Lance tiró una victoria a la basura en su particular infierno de la resalida, donde se pasó de frenada y luego se pasó de listo pero le sirvió de bien poco ante un Carlos desatado.
Más problemas dio Kimi, porque iba con blandas y porque es Kimi, pero al fin cayó en excelente maniobra por parte de ambos, el de McLaren por el arrojo y el de Alfa por su fair play en pista, algo que vamos a echar de menos.
Y después 20 vueltas y unos 4,2 segundos que restarle a Gasly; un tipo aguerrido al volante de un carro que no es mucho peor que el Mac, que se encontró este domingo con la suerte de cara y la trató muy bien, como a una reina. Difícl tarea que al final no pudo ser, aunque llegó a echarle el aliento sobre el alerón trasero del monoplaza.
Que vayan tomando nota en Maranello de lo que les va para allá.
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