jueves, 30 de mayo de 2019

Simon Pagenaud y la Indy 500


Ha pasado un tiempo prudencial y ya se puede decir: el cachondeo habido con la apuesta de McLaren por utilizar el Chevy IndyCar V6 en vez del Honda HI19R Indy-V-6, no era otra cosa que la énesima demostración de que para algunos, quizás demasiados, aquello que toca Fernando Alonso es siempre una mala decisión porque sí. 

Los diez primeros clasificados se repartieron a partes iguales entre monturas norteamericanas y japonesas (5/5) y, a la postre, como sucede siempre en el óvalo de Indiana, se impusieron la estrategia y las manos, las agallas, y también esa pizca de suerte tan necesaria para vencer en la Indy 500.

En este sentido, Simon Pagenaud rubricaba con su victoria en Indianápolis un excelentísimo mes de mayo. Venía de lograr el primer puesto en el rutero [Grand Prix of Indianapolis]; conseguía la pole para las 500 Millas; llegaba, veía y vencía después de demostrar su incontestable calidad tanto en el mando de la prueba, como en las defensas de posición y los ataques; y ha salido de todo ello con un punto sobre Josef Newgarden en la tabla general de pilotos, circunstancia que le permite abordar como líder del campeonato el primer Detroit Grand Prix que se celebra este próximo fin de semana.

A ver, meter aquí la edición de la Indy 500 de este año se me va de las manos, pero sí quiero reseñar que la visión de la carrera después de seguir la NTT IndyCar Series de 2019 me ha supuesto una enorme sorpresa —aprovecho para agradecer desde aquí a Elín, Marta, Luis, Dani, Óscar, Javi y Germán, que juntos formemos un grupito tan bien apañao ante este tipo de eventos—, básicamente porque conociendo mejor a los intervinientes y sus respectivos equipos, he saboreado con mayor intensidad lo que ocurría en el óvalo, no como me ha sucedido en otras ocasiones, cuando iba negligentemente a pelo.

Dejémoslo en que Pagenaud salió primero y se mantuvo en cabeza prácticamente cuatro quintas partes de una cita bastante limpia, que aunque empezó con amenaza de lluvia pudo desenvolverse sin porblemas. El campo de juego es así: te pasas casi todo el tiempo manteniendo o buscando opciones con la intención de definir al final, y aquí cabe decir que el francés y Penske estuvieron muy vivos, ya que no hay posición más cómoda para esto, si se puede decir así, que liderando de cabo a rabo.

Quedaba la parte espinosa del asunto: rematar, y de nuevo Penske y el de Poitiers jugaron muy bien su bazas.

Faltaban poco más de 33 giros cuando repostaron y cambiaron gomas. Rossi ahí le anduvo en una acción que aplaudí. Newgarden, líder entonces del campeonato, hacía lo propio al filo de las 30 de descuento. Todo iba bien y la baraja se repartía entre Carpenter, el de Auburn, el jefe Newgarden y Pagenaud, pero Bourdais y Rahal, y de rondón Rosenqvist, Veach y Kimball, dan lugar al último caution con Dixon pagando los platos rotos. Estaba jodida la cosa de apostar, sinceramente, máxime cuando en la relanzada aparece Takuma Sato, vencedor en 2017...

El caso es que a 13 vueltas del final se demuestra que más vale diponer de galones que depositar los huevos en la cesta de Carlin, que sé que lo habéis pillado. Pagenaud va a por la victoria pero mantiene a un correoso Rossi a cola de su vehículo. No daba un chavo por Alex, para qué vamos a engañarnos, pero ahí estaba el tío, intentando con todas su fuerzas amargar la fiesta al francés. Disponía de caldo en el depósito y acumulaba ganas. ¿Duelo a dos? Lo firmaba si no anduviera por allí Sato. Tres, la cosa iba a tres a dos vueltas del final con el japonés en plan tapado. Pero Pagenaud estaba dispuesto a hacer historia y al final la escribió. Sostuvo a Rossi y se impuso.

Nadie lo había repetido desde que Helio Castroneves venciera en 2009 saliendo en pole. Hacía 99 años que un francés no vencía en la Indy 500 (Gaston Chevrolet, 1920). Pero a pesar de que a los yankies no les gusta demasiado el gabacho, Simon Pagenaud supo y pudo imponerse, terminando por derramar la legendaria botella de leche sobre su cara en lo más alto del podio.

Os leo.

2 comentarios:

Elín Fernández dijo...

Saludos José.
Es un honor ver, aunque en la distancia, las carreras con uds. Solo un genio del lápiz escribe y cuenta las historias automovilísticas de diversas categorías que vemos como usted. Cada uno en el grupo pone su granito de arena: Javi, anécdotas, estadísticas. Usted y Marta (mujer que más sabe de esto, es increíble su análisis) la lógica, el análisis, lo que puede o no puede pasar y los "inflitrados", Luis, el humor, Germán, la crítica.
La verdad, la pasamos bien.
Gracias.

Elín Fernández dijo...

Dani, es de lujo. Compartir con el miembro del grupo, único que está físicamente en las pistas de muchos eventos que vemos. Es nuestro comisario de pista. Ningún otro grupo tiene a alguien así. El grupo es una pléyade de racers.