Mack the knife

Nada a estas horas como servirse un Frank Sinatra seco para olvidar cuán perra puede ser la vida, que a la vuelta de la esquina devuelve una a una las puñaladas que te dieron.

Era cuestión de esperar, aunque juro que no lo fiaba a tan corto. A ver, a pesar de ser de los primeros en avisar que las tonterías de Renault en pretemporada podían pasar factura al por entonces vigente campeón del mundo, tetracampeón del mundo, para ser exactos, sinceramente no imaginaba que el final de 2014 estuviera tan plagado de miserias que por defender a Sebastian en «su mal año», de esos que tiene cualquiera, que dicen, la caverna vendría a defender a Mark Webber en esas cosas que sobre el australiano hemos estado diciendo aquí mismo.

Webber era un inadaptado que no pillaba el puntito a la saga de vehículos que hacía Newey para Vettel, pero a él esa incapacidad para sobreponerse a la herramienta le puntuaba doble y en negativo, de forma que quedó avasallado por su compañero alemán sin que cupiese albergar ninguna duda. Webber era cenizo y acumula a sus espaldas un récord de infortunios en Red Bull difícil de igualar, pero nadie quiso entenderlo a la hora de tasarlo sin contemplaciones como un piloto inferior, sin que mediara contemplar tampoco, los abundantes matices que indudablemente salpicaban un cuadro que se mire como se mire, abusaba de los blancos y los negros.

Webber no tenía crédito aunque se inmoló en Abu Dhabi 2010 para que Vettel obtuviera su primer entorchado. Webber no sufrió a un equipo que miraba para otro lado. Él tenía idéntico coche pero el de Heppenheim disponía incluso de derecho de pernada, como se comprobó en Malasia 2013. Al fin y al cabo, Helmut Marko decía del aussie que le bastaba un trasto con cuatro ruedas porque bregaba con todo...

Sebastian era distinto, por eso Mark era tan malo y por eso mismo se acabo yendo con el rabo entre las piernas.

Pero hoy es el día en que la mala suerte, las averías y por supuesto la incomodidad sobre un RB10 que se ha modificado dos veces para satisfacer al ídolo, puntúan triple y en positivo a la hora de valorar cómo Vettel no ha sucumbido tanto ante Ricciardo, por mucho que haya por ahí 71 puntos de diferencia que sin la payasada de Melbourne, bien podrían ser 89.

Nada a estas horas como servirse un Frank Sinatra bien seco y olvidar cuán perra puede ser la vida y brindar porque se nos olvide pronto, que el tetracampeón del mundo más joven de la historia, vale tanto o más que un tipo como Alain Prost y varias parrillas juntas, al menos numéricamente hablando. Será por ganas o por excusas, ¿no?

Os leo.