lunes, 15 de diciembre de 2014

Paul los tiene de corral


Es sabido que los huevos de corral tienen un tamaño, color y sabor especial, que los distingue claramente de aquellos otros que provienen de las granjas avícolas. El maíz, el aire fresco y alguna que otra proteína animal en forma de gusanillo o vaya usted a saber de qué procedencia, hacen de este alimento tan viejo como nuestra historia como seres humanos hechos y derechos, un auténtico manjar servido en crudo, a los cinco minutos, cocido, frito, en revuelto, en tortilla, etcétera, etcétera, etcétera...

Dicho lo cual tengo que admitir, que siendo detractor confeso de todas las variedades culinarias que contemplan entre sus ingredientes principales el pollo, el gallo o la gallina —las razones, inevitablemente familiares, yacen en las profundidades de este sacrosanto lugar desde el que os estoy escribiendo—, soy, por el contrario, un ferviente defensor del valor gastronómico del huevo, vamos, que soy huevero a más no poder, lo que sumado a lo de alonsista y ferrarista, sin duda ayudará a comprenderme mejor a todos aquellos que pretenden entenderme a la primera.

Uno vive lleno de contradicciones, o malvive, por expresarlo mejor. Un día te levantas de Rosberg y al día siguiente bebes los vientos por Hamilton sin que pase nada, para que nos entendamos. Me ocurre a menudo y siendo sincero, podría decir que es hasta saludable andar por la vida sin domicilio fijo.

Al hilo, recuerdo que hace años, un viejo amigo de este blog sufría de contradicciones pero no lograba superarlas. Era tal su amor por Alain Prost que incluso llevaba el nombre del profesor en su nick, pero también admiraba a Ayrton Senna y obviamente, sufría lo indecible. Yo le expliqué que a uno lo amaba con el corazón y al otro con la cabeza, y le convenció tanto el argumento que sigue usando el latiguillo desde entonces aunque bajo diferentes heterónimos, pero a día de hoy su universo es mucho más sencillo y no le produce ardores de estómago, porque literalmente odia a Fernando y eso, para qué vamos a engañarnos, abre la puerta a muchas amistades aunque se reafirme uno en que no está aquí para hacer amigos.

No me distraigo, que lo estoy haciendo. Quitando el pollo, la berza y las sopas de fideo o arroz (estoy resolviendo en la actualidad mi relación con las morcillas), odio muy pocas cosas en esta vida, y lo digo porque mi capacidad de ser tocahuevos con empresas como Pirelli, por ejemplo, tienen que ver más con la lógica que con el enfrentamiento frontal de posiciones a priori irreconciliables.

Como sabemos de sobra, la italiana es el proveedor único de neumáticos para Fórmula 1 desde 2011 y desde ese entonces, la he venido buscando las vueltas año sí y año también, mientras a determinados pilotos y escuderías les subía la fiebre tan solo con escuchar su nombre.

Las gomas son un elemento crítico en nuestro deporte. No solo producen rozamiento sobre el asfalto, sino que forman parte de los sistemas de suspensiones, de manera que podríamos decir que modelan el diseño de los monoplazas. Tanto es así que Bernie, por Pirelli mata, como la Esteban por Adelita, su hija. La bruja de Blancanieves sabe un huevo y la yema del otro de todo esto y es totalmente consciente de que mientras él controle a la milanesa, los resultados del campeonato están en su mano. A mayor dureza, mejor comportamiento de las plataformas más aerodinámicas y a menor consistencia, un comportamiento más eficiente de las plataformas más mecánicas. Puritita ley de vida, que diría aquél.

Sea como fuere, este año había firmado una tregua con el proveedor único porque por primera vez en cuatro años, que se dice pronto, la italiana no ha modificado su gama mientras transcurría la temporada. Vamos, que han sido una porquería desde Melbourne a Yas Marina. Pero antes de que toquemos la Nochevieja me he topado con esto: Los blandos «vuelven» a la F1 [Marca], y me he dicho: ¡la jodimos tía Paca, han vuelto a hacerlo!

Paul Hembery afirmó en febrero pasado: «La huella de contacto es mayor para ayudar a rebajar la fuerza de torsión extra y la duración es mayor para reducir la degradación. Como mostraron los tiempos en Bahrein, estamos muy cerca de los niveles de rendimiento de 2013, a pesar de la menor capacidad de los motores y la cantidad de retos técnicos que existen». 

Ergo, si las soft han ganado a las medium, como afirma el diario deportivo español, si Pirelli estaba obrando el milagro de parecerse a la Pirelli del año pasado y el peso mínimo de los vehículos ha aumentado y tal, solo se me ocurre que los compuestos medios hayan cambiado de color y en vez de llevar vitola blanca, durante 2014 la han llevado amarilla, con lo cual, cabría abrir inmediatamente una plataforma en Change.org, para que los supersoft no corran peligro de extinción.

Eso sí, los huevazos de Hembery son de corral. Por eso me juego la mano con que dibujo.

Os leo.

No hay comentarios: