Qué sería de la vida sin los pequeños egoísmos que en jornadas minúsculas como la de hoy, correspondientes a semanas que se apuran tanto que casi da lo mismo lo que suceda entre mañana y Nochevieja, me permiten dilapidar el tiempo tempranito mientras a mi espalda, se sacuden ya las alas con las que volaré a partir de Año Nuevo.
2014 me he resultado un año pesado como pocos. Si en lo personal habría querido meterle un tiro entre las cejas y tirarlo a la cuneta como a mediados de julio pasado, en lo que atañe a esta bitácora y al deporte que lo alimenta, esta temporada se me moría en Australia y así aguantaba, agonizando, hasta Abu Dhabi y más allá. Medio muerta o medio viva, que en cuestión de vasos no me voy a poner testarudo.
Sea como fuere, estamos a 23 de diciembre y si he de quedarme con algo de lo sucedido entre el 1 de enero y hoy mismo, me quedaría con el eslogan escogido por Fernando para encarar su porvenir: lo mejor está por llegar, no tanto por su valor semántico, profundamente vitalista y positivo, sino porque visto lo visto que está sucediendo ahora mismo en Ferrari, estoy seguro de que Marchionne habría pagado a ciegas por él, con tal de evitarse hacer el ridículo hablando de un futuro inmediato, que no encaja ni con calzador en el catecismo de Maranello.
Y el caso es que 2015 pinta bien pero raruno, no sé si me entendéis. La Scuderia ha contratado a Bernie Ecclestone para disponer de alas como Red Bull, pero anda por ahí Kimi, de quien no se habla mucho pero en quien sigo depositando mi confianza, lo cual abre un bonito espacio para la esperanza en tanto en cuanto que como pagano, no renuncio a seguir siendo tifoso.
Os he confesado muchas veces cómo quedé de harto de la Ferrari de Michael Schumacher y se ve que los traficantes de sueños quieren hacer una copia exacta de aquel cuadro, para guardar el original bajo siete llaves y enseñar al público el nuevo.
No me convence pero no me queda otro remedio que tragar con lo que venga, al menos mientras siga en pie en este mi territorio. Me produce urticaria pensar en la de Il cavallino aspirando a ganar tan solo dos carreras de las veinte que propone el nuevo calendario. Pero por otro lado, pienso también en la edad de la bruja de Blancanieves, en los delicados pies del consorcio FAC y en que Fernando vuelve a tener ilusión y os confieso, que todo ello me reconcilia incluso con un 2014 que quieren olvidar como sea Sebastian Vettel y Sergio Marchionne, y un 2015 que parece que no cuenta ni para uno ni para otro.
El sábado o el domingo pasados, creo, comentaba aquí mismo que disponemos de dos años por delante para disfrutar y quizás sea por eso, que no veo tan complicado abordar y salir de esa puñetera curva que siempre nos recuerda, que somos frágiles aunque estemos hechos de la misma materia que las estrellas.
Os leo.
1 comentario:
Creo que la 2015 pinta muy parecida..
Un abrazo y te deseo un gran 2015.
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