Ferrari #findefiesta

Tantos años escudándose en la excesiva importancia de la aerodinámica frente a la mecánica en el diseño de vehículos de competición, que con la normativa estrenada esta temporada en la mano, nadie en su sano juicio habría apostado porque Ferrari se iba a dar un sonoro castañazo en 2014.

Pero se lo ha dado, y de considerables dimensiones, si se me permite la puntualización, entre otras cosas porque si en la entrada anterior mencionábamos que McLaren no se había metido en el partido, en el caso de Maranello, lo pertinente sería decir que ni lo ha olido ya que el campeonato la ha desbordado en todos los sentidos.

Con un monoplaza a contracorriente (junto al CT05 de Caterham, el F14-T era el otro vehículo de la parrilla de este año con planteamiento de suspensiones pull-rod delante y detrás), las necesidades de entrega de potencia resultaban cruciales y aquí, el departamento de motores de la italiana la pifiaba estrepitosamente.

Podría escribir seis o siete textos como este intentando desgranar la cadena de despropósitos que han rodeado a La Scuderia desde practicamente el inicio de la temporada, pero pienso que no llegaríamos a ninguna parte, así que mejor lo dejamos en que a Luca Cordero di Montezemolo lo estaban esperando en la cúpula de FIAT, que esta tenía prisa por salir a bolsa como FCA (FIAT Chrysler Automobiles) y que básicamente, el tempo elegido para arreglar cuentas ha coincidido con uno de los peores momentos deportivos vividos por la de Il Cavallino, lo que a la postre ha originado que a día de hoy no sepamos muy bien si el F14-T ha sido tan caca como parece aunque a cambio, hemos visto desfilar ante nuestros ojos a una buena parte de la historia moderna de la de Módena: Stefano Domenicali, el propio Luca Montezemolo, Luca Marmorini y por supuesto Fernando Alonso, conociendo de paso, eso sí, a egregias personalidades del tonadilleo periodístico como don Leo Turrini, a quien Dios confunda.

Sea como fuere, Marco Mattiacci sustituía a Domenicali y Montezemolo prometía aggiornamento para Canadá, pero ni una cosa ni otra, para qué vamos a engañarnos.

Ferrari estaba herida de muerte desde la práctica embocadura de la sesión y Mattiacci hacía de notario de un entierro que se ha destacado por su manera eminentemente italiana: con profusión de gesticulaciones y mucho ruido, salvándose por el canto de un duro de los antiguos, de que McLaren la birlara un quinto puesto en la general de constructores que solo ha defendido el piloto asturiano que en Spa-Francorchamps decidía abandonar la casa finalizada la sesión, ya que Kimi Raikkonen anunciaba a su manera y bien temprano, que para él, el campeonato había concluido tal que en mayo.

¿Podría ser más lamentable? Pues sinceramente tengo que decir que a lo peor Ferrari todavía no ha tocado fondo. De todas formas, ahí lo dejo.

Os leo.