Un 18 por la mañana

Va bien la cosa de escribir y limpiar el aura a la vez. Sigo disfrutando de mi cuarentena en redes sociales y de ponerme al teclado casi en plan estajanovista porque a menos ruido ambiental hay más espacio para el fluir de las ideas y el preocuparse de lo realmente importante, ya que ahí fuera, darse de gorrazos con un supuesto adversario o con cualquier advenedizo que se mete en tus conversaciones con los amigos para que entiendas de qué va la vida, amén de plúmbeo y contraprodudence, supone una muestra más de lo imbéciles que nos hemos vuelto, pues teniendo puentes para el acercamiento jamás los usamos, no sea que se gasten de pisarlos.

Me traía especialmente al mal andar la manía que muestra parte del personal por rebatir contenidos u opiniones aparecidas en la prensa que hace años que no leo, ya que, a la postre, te obliga a saber de eso que no quieres saber como se alimenta a las ocas para que acaben dando foie gras: con embudo, porque el interés de la operación no reside en el animal mismo sino en quien lo atiborra con un fin determinado. En fin, sigo vivo y a lo mío, que, sinceramente, me parece lo más relevante.

Os leo.