El circuito de Silverstone está buscando la excepcionalidad con el tema de las cuarentenas y parece ser que ha encontrado el apoyo del Premier británico Boris Johnson, en lo que podría suponer un bonito giro de los acontecimientos [Boris Johnson au secours du Grand Prix de Grande-Bretagne], ya que, se sobrentiende, Gran Bretaña también quiere encontrar cierto grado de reciprocidad en este aspecto dado que el grueso de los equipos que componen la Fórmula 1 tiene sede en suelo inglés.
Salvo Ferrari y Alpha Tauri, ambas italianas (Maranello y Faenza respectivamente), y Alfa Romeo, con cuartel general en la suiza Hinwil, el resto de escuderías disponen de bases en Gran Bretaña: Mercedes AMG (Brackley), Renault (Enstone), Racing Point (Silverstone), Williams (Grove), McLaren (Woking), Haas (Banbury) y Red Bull (Milton Keynes), y si otros países decidieran mostrarse firmes con los confinamientos preventivos, estos equipos difícilmente podrían viajar para cumplir con un calendario que se promete repleto de citas de julio a diciembre.
La fábrica principal de Pirelli también está fuera de las fronteras británicas (Milán, Italia), y de los cuatro suministradores de unidades de potencia, sólo Mercedes-Benz pisa terreno isleño, concretamente en el Mercedes AMG High Performance Powertrains de Brixworth...
Por tanto, no se trata únicamente de salvar el Gran Premio de Gran Bretaña sino de aplicar una política laxa (para mi gusto algo negligente), que facilite las cosas a un negocio que da de comer a muchas familias en Reino Unido y pone su granito de arena en el PIB del país. Así, es normal que en el 10 de Downing Street se hayan desempolvado las pistas de Scalextric y el propio Johnson haya tomado cartas en el asunto para empujar el milagro de que Silverstone abra sus puertas quién sabe si sólo una semana después que Spielberg. ¿Alguien dijo que no se podía...?
Os leo.
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