El 18 de mayo de 2014 nos abandonaba definitivamente uno de esos personajes que se hicieron imprescindibles para nuestra Fórmula 1 y cuyo legado aún disfrutamos. Piloto, constructor, patrón, Jack Brabham se abría espacio al día siguiente en apenas una nota de prensa que firmaba yo en Diariomotor, pero su historia y las aventuras que protagonizó dan para horas y horas de lectura, pues todavía mantienen la magia de seguir ofreciéndonos lecciones sobre eso que parece tan complicado ahora: tener sueños y lograr cumplirlos.
El selecto club de los tricampeones del Mundo de Fórmula 1 tiene desde esta madrugada un nuevo asiento vacío. Según informaba ABC News en su edición digital, Jack Brabham, el primer piloto en conseguir un título mundial sobre un vehículo de su propio equipo, fallecía a los 88 años de edad en su residencia de Gold Coast (Australia).
El selecto club de los tricampeones del Mundo de Fórmula 1 tiene desde esta madrugada un nuevo asiento vacío. Según informaba ABC News en su edición digital, Jack Brabham, el primer piloto en conseguir un título mundial sobre un vehículo de su propio equipo, fallecía a los 88 años de edad en su residencia de Gold Coast (Australia).
Jack Brabham, apodado «Black Jack», también fue el primer conductor australiano en conquistar el máximo galardón en Fórmula 1. En 1959, sobre Cooper, se proclamó por primera vez Campeón del Mundo, título que revalidaría al año siguiente, 1960. Tras fundar la escudería que llevaría su nombre en 1962, conseguía en 1966 su último título a bordo de uno de sus vehículos, precisamente, para retirarse definitivamente del Circo en 1970.
Australiano de cuna (Hurstville, 2 de abril de 1926) pero de ascendencia británica, compitió durante su carrera profesional en 126 Grandes Premios, obteniendo 14 victorias, 13 poles y 3 títulos mundiales, haciéndose así mismo acreedor a la Orden del Imperio Británico en 1967 y el título de Caballero (Sir) en 1979, en reconocimiento a los servicios prestados al automovilismo deportivo británico.
Sea como fuere, esta noche se nos ha ido una de las leyendas de nuestro deporte dejando tras de sí un hermoso legado.
Aquejado de pérdida de visión y de problemas renales que le obligaban a hacer diálisis, «Black Jack» no había perdido su tradicional flema británica ni su contrastado sentido del humor, características de su personalidad que le convirtieron en uno de los personajes más entrañables del paddock cuando tras haber colgado los guantes y el casco, seguía acercándose de cuando en cuando a ese mundo que quiso tanto y que le dio tanto: la Fórmula 1.
Descanse en paz.
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