sábado, 10 de febrero de 2018

El «Boat» para pezqueñines


Al hilo de la entrada del otro día [«Bargeboards» para tontos], no habéis sido precisamente pocos los que me habéis abordado en redes sociales con la intención de animarme a que escriba algo sobre esos elementos que se ocultan a la vista, a los que yo daba importancia refiriéndome a la zona interior que crean los mamparos verticales o aletas delanteras.

Tal vez porque lo dejé a desmano y mencionado a vuelapluma, concretamente, el «Boat» ha suscitado más interrogantes: ¿qué coño es el boat? ¿Y cómo es él? ¿En qué lugar se enamoró de ti? ¿De dónde es. A qué dedica el tiempo libre? Pregúntale por qué ha robado un trozo de mi vida... Es un ladrón que me ha robado todo...

A ver, si buscamos por ahí, quien más, quien menos, nos dirá que es una parte del monoplaza cuyo interés principal estriba en dividir en dos el flujo frontal para que los consiguientes subcaudales recorran por separado el lado derecho e izquierdo del coche. Pero es mucho más que eso, tanto que supone uno de los elementos del vehículo que se tratan con más mimo y cariño desde los correspondientes departamentos de diseño.

Ahora bien, antes de meternos en harina conviene recordar que la posición del conductor en el habitáculo de un F1 tiene que ver más con ir tumbado que con ir sentado, ya que de esta manera se obtiene una mayor cercanía de su Centro de Gravedad con respecto al suelo y las piernas elevadas dejan un goloso hueco utilizable para fines aerodinámicos.

Olvidaros de que alguien pensase que iban a ganar en comodidad. En un F1 todo tiende a bajar el Centro de Gravedad. Desde los elementos que componen la unidad de potencia, la caja de cambios y la persona que conduce, etcétera, todo, repito, todo, busca localizar el CG lo más abajo posible. En este punto, colocar al piloto tumbado y con las piernas en horizontal supone por un lado que su CG viajará muy bajo, y por otro, que queda libre el espacio entre sus talones y el culete, lo que en conjunto supone un beneficio dinámico y aerodinámico. Tan es así, que esta postura del conductor fue adoptada alrededor de mediados de los noventa del siglo pasado y ahí sigue, veinte años después.

Es beneficioso dinámicamente hablando porque cuanto más bajo esté el CG y mayor cantidad de peso se sitúe cerca del suelo del coche, más posibilidades habrá de que sea estable. Aerodinámicamente supone una ventaja porque levantar las piernas del piloto asegura más aire en el fondo plano y lamiendo los laterales de los pontones con dirección a la zaga. Es decir: hay más posibilidades de gozar de una mejor downforce en fondo plano y difusor.

Dicho y hecho, aunque la bendita postura del conductor plantea un pequeño problema: hay un volumen alejado del asfalto (el morro) y otro a ras de suelo (el cuerpo principal del monoplaza), y hay que fundirlos procurando originar la menor resistencia al avance (drag). Pues bien, para esto mismo se alumbró el Boat, que no es otra cosa que un elemento divisor con forma de tajamar o proa de barco, ya que el agua y el aire son fluidos con diferentes densidades, obviamente, pero básicamente se dividen igual cuando se pretende avanzar en ellos.


Lamento recurrir a una imagen vieja, del Toyota TF109, aunque sé que me asiste la prolongación contumaz en el tiempo de una misma idea.

Las cosas han cambiado poco o nada desde 2009 y la estampa de más arriba espero que sirva para comprender en qué consiste el coño Boat: una simple coquilla en arista viva con forma de proa de nave, que además de permitir fundir los volúmenes superiores e inferiores del trasto, protege posaderas y genitales del piloto definiendo dónde y cómo se recibe el caudal anterior y hacia adónde y cómo se bifurca el aire para que fondo plano y difusor funcionen correctamente.

Se dejan ver poco, más bien nada, pero los Boats hablan más del espíritu de un monoplaza que cuarenta análisis de cuarenta analistas a pie de pista. Ahí lo dejo...

Os leo.

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