Milana bonita... [Got Talent 5/8]

La Fórmula 1, como esas madrastras malas que salen en las películas y en los cuentos de niños, o como esos padrastros que se embozan en la permisividad social para ser incluso más hijodeputas con sus vástagos postizos, persigue, destroza y mata, a sus niños más queridos cuando han dejado de ser útiles.

A nadie con dos dedos de frente se le escapa que desde 2014 hay dictada orden de captura dead or alive contra Brackley. Prohibido el FRIC (Front and Rear Interconnected System) vino luego la obligación de respetar, so pena de orca, las recomendaciones de Pirelli en cuanto a presiones de neumáticos y ángulo de camber. Dos sensores de caudalímetro en vez de uno, ojito con el tercer amortiguador y apercibimiento de no tolerar la mezcla de aceite con el combustible y ya, ¡ya! ¡Para por Dios que nos jodes el negocio!

La cosa de que Bernie salvara el culo con el caso Gribkowsky vendiéndonos por un plato de lentejas ha llegado demasiado lejos. A Mercedes AMG no hay quien la pare, de momento. Menos aún con un purasangre como Lewis conduciendo uno de los mejores TIE/LN Fighter de la parrilla.

La normativa 2017 pretendía ser un punto y aparte, pero debido a la falta de fe de Ferrari nos ha salido un punto y seguido. Si parecía que teníamos suficiente con la hegemonía de Milton Keynes entre 2010 y 2013, lo de Brackley debería ser asunto de estudio en las escuelas que hacen de la economía algo práctico. Consientes en que una escudería apurada haga unas pruebas ilegales para entender los neumáticos (Pirelligate) y en nada alumbras un dragón ingobernable porque el equipo en cuestión tenía ideas mejores que las que te producían sueños húmedos a ti.

El pasado ya no importa, pero que me maten si no resulta importante ver cómo han sucedido las cosas para que Mercedes AMG haya dejado linda y en bragas a toda un Red Bull que se las prometía felices con sus cuatro títulos consecutivos poniendo en pelota picada a sus rivales.

Brackley va camino de cinco (tres a favor de Hamilton por uno de Rosberg), ya que para 2018 hay quien sigue proponiendo a la británica como firme candidata a calzarse los entorchados sin necesidad de poner velas a ningún santo, y eso que, como vengo diciendo, hace de presa en esta cacería de algo que se ha escapado que tienen a la aludida y a la FIA como principales protagonistas.

Lewis se está beneficiando del escenario —pena que Nico lo chafara en 2016—, lo que no quita un ápice de épica escénica a eso de que un tipo a quien todo un Ron Dennis quiso convertir en leyenda, haya tenido que caer en manos del dúo sacapuntas (Toto y Niki) para convertir en realidad sus más íntimos anhelos.

Lewis navega con viento de cola. Valtteri hace ahora el trabajo sucio, como hicieron antes Nico, Jenson, Heikki y Fernando, pero la FIA sigue cerrando el cerco en la lobera. 

¿Saldrá ileso o sucumbirá...? 

Esta es la pregunta de la madre del cordero. 2018 pinta cojonudamente, si me permitís la expresión, porque tenemos por un lado a los rivales que quieren pillar cacho en el Olimpo de estos malcriados que sirven de ejemplo a nuestros hijos desde 2010, y por otro, a un tipo que lleva sobre sus hombros la oportunidad de demostrar si tiene casta suficiente como para prolongar un cacho más eso tan traído y llevado de que los grandes pilotos siempre condujeron grandes coches, o contestar, con hechos, que fueron sus conductores quienes convirtieron a sus herramientas en poemas trazados sobre el asfalto.

Sin duda habrá que verlo, pero hoy sábado 17 de febrero, me pueden las ganas de saber si es Milana bonita o es simple señorito que tira a todo lo que se menea, no sé si me entendéis.

Os leo.