No temáis por Lewis

Hace tiempo que barajo una teoría que explique mi mundo. Al respecto, lamento deciros que por muy convincente que os resulte mi teoría es mía y solo mía y que esto va a ser ya mismo irrenunciable, como son los dolores, los desencantos y las alegrías que me acompañan cada jornada. 

Podréis tomarla, obviamente, os dejo permiso por escrito, incluso hacerla por entero vuestra a pesar de que el ministro Wert piense liberalmente hablando, que Internet merece ser talado de cabo a rabo para que no haya incendios. Ya se sabe, sin árboles, sin leña que hacer arder, el futuro siempre resulta más cómodo de entender y por supuesto de prever en esas cuartillas donde la gente seria dibuja en términos marcroeconómicos, cómo será de fructífera o de improductiva una milésima fracción de ese tiempo que invertirmos todos los días en intentar comprender nuestro minúsculo mundo.

Pero a lo que íbamos, a eso de que desde hace unas semanas, tratando de encajar tanta pieza suelta como hay en Fórmula 1, he pensado quizás demasiado en lo barato que saldría contemplar la posibilidad de que Lewis vaya a ganar mañana en Hungaroring sencillamente porque a Mercedes AMG le empieza a ir demasiado rápida la aguja del cronómetro.

A ver, es sencillo aunque parezca complicado. Imaginemos por un momento que toda esta opereta a la que hemos estado asistiendo, consistía en que el Mundial 2014 lo ganase la de Brackley pero sin ir tan sobrada, que si no, a ver de qué se iba a dar doble puntuación a Abu Dhabi. Después de la chapuza de entrenamiento secreto tras el Gran Premio de España del año pasado, que a la postre no lo fue tanto, para qué vamos a negarlo, todo el mundo con dos dedos de frente ya imaginaba de qué podría ir la cosa que protagonizaba Mercedes AMG, así que espero que todo esto no os quite el sueño.

Bien, el asunto, aunque estaba meridianamente claro implicaba un cierto grado de dificultad que gracias a las ganduladas de Renault y Ferrari sencillamente no se ha dado, con lo cual todo se ha terminado yendo de madre porque la anglo-germana nos ha salido como Red Bull estas cuatro temporadas pasadas: demasiado buena para resultar creíble, y aquí entran sus pilotos: uno, Lewis, finalizando su contrato de dos años, y otro, Nico, concluyendo el suyo de cinco.

Esto a mí no me encaja lo mire como lo mire. Si yo fuese el responsable del equipo oficial de Mercedes-Benz en Fórmula 1, de tener tan claro que me iba a llevar el campeonato de calle y sin oposición, obligándome a lidiar con dos tipos cuyos contratos terminan precisamente durante la sesión, lo primero que habría hecho sería ofrecerles la renovación en enero para quitarme el muerto de encima cuanto antes.

Para la de Brackley, asegurarse la participación de Nico Rosberg y Lewis Hamilton más allá de 2014 es a todas luces algo muy serio, de manera que no habiendo cerrado los contratos a tiempo, se ha visto obligada a atarlos por partes.

Espero que me vayáis siguiendo, porque a la hora de cazar al vuelo dos talentos como estos hay que mostrarse en extremo cuidadoso y con hechos, no con palabras.

El poderío del W05 asegura que los dos pilotos van a estar tan cerquita que apenas van a tener espacio para ver cómo se mueven las cosas a su alrededor y eliges un objetivo, el más asequible porque es el que más ilusiones tiene puestas en la escudería ya que se ha pasado demasiado tiempo esperando disfrutar de una auténtica oportunidad...

Nico ha bebido las mieles del triunfo incluso en Alemania, entretanto se ha casado y ha renovado contrato por varias temporadas. Así que queda el objetivo más difícil, un tipo, Lewis, al que no se le puede convencer tan fácil salvo que le pongas alfombra roja hasta Abu Dhabi, entre otras cosas, porque está hecho de otra pasta, ya calza un título mundial y tiene más novias en la parrilla que Nico.

No me preguntéis por qué, pero os juro que lo veo meridianamente claro: la remontada de Lewis comienza precisamente mañana, en Hungría, y esta va en serio, no como en Hockenheim.

os leo.