Cuando me levanto por las mañanas me pregunto cuál es mi oficio y qué demonios hago en el mundo para acto seguido, de pie y ante el agujero que ha dejado Iker en la pared del lavabo con la intención de arreglar definitivamente la gotera que nos lleva martirizando dos años, recordar que hay un espejo en el otro baño.
Bueno sí, grito por los bajines ¡Aú, aú, aú! mientras recorro el pasillo y me ajusto los calzoncillos y tal...
En serio, el día que desparezca de este mundo estáis todos invitados a mi funeral, y aunque por fortuna el tiempo no ha llegado aunque haya por ahí alguien que así lo crea, cuando ocurra, que sucederá cuando Dios quiera, os ruego que me dediquéis algunas sonrisas y alcéis vuestras copas para brindar a mi salud (es un decir, no lo toméis literalmente), no sea que el luto os impida disfrutar de que seguís estando vivos.
Hoy es un día especial en todos los sentidos. Dije hace poco que aquí seguiría durante un buen trecho y a pesar de que hoy todo el mundo ha decidido irse a San Marino de peregrinación, sé que aún quedan muchas cosas sobre las que hablar al respecto de la Fórmula 1, eso sí, para dar con ellas y luego hilvanarlas con algo de sentido hay que entender algo de todo esto, un mundillo que si ya es exigente para los que andan puestos, resulta tremendamente brutal con los petimetres.
Escribo en Diariomotor y a la noche vuelvo. Sed buenos.
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