viernes, 23 de mayo de 2014

Congelado en carbonita


Vettel solo ha ganado una vez en Mónaco y aquella no fue precisamente de esas gestas que sirven para ligar. 

Corría 2011, el año del todopoderoso RB7 y el primero de las gomas Pirelli que se habían endurecido con respecto a pretemporada. Sebastian venía de triunfar en cuatro de las cinco pruebas anteriores y era líder holgado del Mundial, con 41 puntos de ventaja sobre el hombre que le había arrebatado el triunfo en China, Lewis Hamilton, por entonces piloto de McLaren.

La cita monegasca pintaba bien para Red Bull. El Gran Premio tenía demasiado de trámite después de lo visto en el inicio de temporada. Vettel había conseguido la pole y nada parecía impedirle llegar al final en primera posición. Además, las gomas italianas aguantaban lo que les echasen y la estrategia austriaca iba a apostar, a diferencia de sus rivales inmediatos, a que con tan solo una parada, su primer piloto pudiera obtener la ansiada victoria. 

En consecuencia, el RB7 número 1, que montaba los compuestos superblandos con los que el alemán había conseguido el día anterior la primera plaza de la parrilla, realizaría un primer stint breve, de unicamente 15 vueltas, como aquellos que se habían arriesgado a hacer un solo paso por garajes sin ser Red Bull. El resto tendría que pasar inevitablemente dos veces por boxes para intentar llegar con algo de suerte al banderazo a cuadros. Entre ellos, Fernando Alonso y Jenson Button, protagonistas inesperados de los últimos compases de la prueba.

Vettel pierde la primera posición en favor del rubiales de McLaren porque este ha parado una vuelta antes pero la recupera en cuanto Jenson entra por segunda vez y a partir de ahí, el alemán liderará sin oposición el Gran Premio.

Pero transcurren las vueltas y Fernando Alonso comienza a ser un peligro para el de Heppenheim tras el último cambio de neumáticos del de Ferrari gracias a que contra todo pronóstico, Button realiza una tercera entrada a boxes que ni los más arriesgados recomendaban.

Sebastian comienza a perder ritmo y a sufrir lo indecible sobre su coche mientras el asturiano de Maranello se acerca irremediablemente. Para colmo, detrás de este viene Jenson como un tiro por las calles de Mónaco con sus gomas nuevas y un MP4/26 en absoluto estado de gracia. La suerte está echada. Button ha acertado con la estrategia a tres paradas adoptada por su equipo y Vettel no con la correspondiente a una, lo que asegura en la práctica que Alonso puede quedar segundo detrás del británico y que el de Red Bull, en el peor escenario, podría caer hasta la quinta posición porque las gomas de su RB7 no dan para más y sería totalmente suicida hacer una última entrada en garajes.

Y en ese instante, sobre el giro número 65, uno de los hombres que han apostado a solo dos stints, Vitaly Petrov, con las ruedas de su Renault en las lonas, no puede evitar a Jaime y golpea las protecciones provocando la segunda bandera amarilla de la jornada. Algo bueno en todo caso para Vettel porque supone un tiempo extra de vida para sus neumáticos, pero también para Alonso, Button, Kobayashi, Webber e incluso Maldonado, ya que la distancia con el líder se ha reducido de manera drástica.

Pero será precisamente el venezolano de Williams, quién sabe si por exceso de alegría al oler poder tocar podio, quien estampará su monoplaza. originando que Charlie Whiting saque la bandera roja y decrete el fin de las aspiraciones de todos aquellos que soñaban con merendarse a Sebastian.

Lo ocurrido entre las vueltas 71 a 78 es de nota. El obligado intermedio red flag no da lugar a la continuación de la película sino a una secuela totalmente distinta porque gracias a que el reglamento lo permite, toda la parrilla cambia gomas y arregla sus respectivos desperfectos, con lo cual, Vettel vence aunque no convence ya que quien más lo merecía, era el hombre que ocuparía el tercer escalón del podio: Jenson Button.

Y a estas alturas me pregunto por qué demonios he desenterrado esta vieja historia si de lo que quería hablar esta tarde era del precioso casco que estrenó ayer el tetracampeón del mundo...

En fin, otro día será.

2 comentarios:

Nacho Lascaray dijo...

Pues si...muy bonito ese casco de la edad de bronce :)

LAN dijo...

A mí también me trajo a la memoria a Han Solo, capitán de la nave más veloz de la Galaxia, congelado.
¿Se descongelará en cuando tenga reparada la hipervelocidad?
Saludos.