domingo, 9 de febrero de 2014

On fire


Me gustaría no equivocarme, que a lo peor ocurre, pero juntando todas las quejas que se han exteriorizado en los últimos meses y semanas desde Red Bull, surge un rosario de problemas que apuntan a que el RB10 no ha salido del horno como a Newey le gustaría.

Si hace quien dice nada, Adrian se quejaba de lo escueto del peso mínimo, hace aún menos, el ingeniero británico criticaba abiertamente la configuración de morros bajos, aventurándose a decir que con los apéndices nasales a 18,5 centímetros del suelo, en un accidente por alcance el coche perseguidor se metería debajo del de delante, lo que podría acarrear para el piloto del primero mayores problemas de seguridad en la actualidad que en temporadas anteriores.

En principio el esquema propuesto por el mago de la de las bebidas energéticas aguanta un primer vistazo aunque cabría matizar que como ha recordado Paddy Lowe, el grupo de trabajo de la FIA (TWG en sus siglas en inglés, Technical Working Group) se ha tomado su tiempo en valorar la idea antes de implementarla. Si es como dice el de Mercedes AMG, podríamos preguntarnos en qué coño estaba pensando Red Bull cuando admitió como bueno el asunto de bajar las noses; si por el contrario lleva razón Adrian, podríamos preguntarnos también por qué demonios no se opuso en su momento…

Sea como fuere, este sainete nos pone en que o bien a Milton Keynes el asunto le parecía bien antes de que comenzara a parecerle todo lo contrario, o bien hay gato encerrado en el súbito cambio de sentir, alternativa a la que desde ya os digo que me apunto. Y es que Newey, por la razón que sea, no habiéndolo conseguido necesita posar correctamente el RB10 sobre el asfalto, por peso o por downforce (léase aire), ya que en términos físicos, ambas fuerzas producen efectos similares y pueden ayudar con su estimable contribución al correcto equilibrado del vehículo, sobre todo en curva.

Y aquí está la mandanga, que diría aquél, porque como lo del aumento del peso mínimo no surtió el efecto deseado cuando las noses bajas no parecían importar tanto, Red Bull lo ha intentado de nuevo con el plan B, o sea, planteando una duda razonable que hiciera posible que al levantar los morros, existiera mayor caudal frontal con el que alimentar el fondo plano…

A parecer el tema está todavía sujeto a estudio, y aunque a mí me parece descabellado pensar que la FIA va a consentir con una nueva ronda de crash test, no seré yo quien se juegue la mano con que dibujo a decir aquello de nunca jamás. Pero en fin, a lo que íbamos, en el mejor de los supuestos no sucederá nada y el RB10 tendrá que resolver sus profundos problemas de diseño con la inmediatez del rayo, ya que la segunda ronda de entrenamientos de pretemporada (Bahrein) está mostrando las orejas en el horizonte; y en el peor… bueno, ¿puede haber algo peor que lo dicho antes?

Fuera de bromas, Red Bull tiene ante sí un problema de bigotes que a buen seguro será resuelto porque por algo es campeona del mundo y cuenta con el hoy por hoy mejor diseñador de la parrilla, y por algo, también, Dietrich Mateschitz se opone al control del gasto.

Al final las piezas encajan, Milton Keynes sufre como cualquier otra escudería, sin duda, pero que no se nos olvide que a tenor de cómo lleva jugando sus cartas estos últimos meses, se encuentra en modo on fire para llegar a Melbourne con opciones de seguir achuchando a sus rivales, si no hace el caso de que los aplasta como ha ocurrido estas cuatro últimas temporadas.

No hay comentarios: