Me gustaría no equivocarme, que a lo peor ocurre, pero juntando todas
las quejas que se han exteriorizado en los últimos meses y semanas
desde Red Bull, surge un rosario de problemas que apuntan a que el RB10
no ha salido del horno como a Newey le gustaría.
Si hace quien dice nada, Adrian se quejaba de lo escueto del peso
mínimo, hace aún menos, el ingeniero británico criticaba abiertamente la
configuración de morros bajos, aventurándose a decir que con los
apéndices nasales a 18,5 centímetros del suelo, en un accidente por
alcance el coche perseguidor se metería debajo del de delante, lo que
podría acarrear para el piloto del primero mayores problemas de
seguridad en la actualidad que en temporadas anteriores.
En principio el esquema propuesto por el
mago de la de las bebidas energéticas aguanta un primer vistazo aunque
cabría matizar que como ha recordado Paddy Lowe, el grupo de trabajo de
la FIA (TWG en sus siglas en inglés, Technical Working Group)
se ha tomado su tiempo en valorar la idea antes de implementarla. Si es
como dice el de Mercedes AMG, podríamos preguntarnos en qué coño estaba
pensando Red Bull cuando admitió como bueno el asunto de bajar las noses; si por el contrario lleva razón Adrian, podríamos preguntarnos también por qué demonios no se opuso en su momento…
Sea como fuere, este sainete nos pone en que o bien a Milton Keynes
el asunto le parecía bien antes de que comenzara a parecerle todo lo
contrario, o bien hay gato encerrado en el súbito cambio de sentir,
alternativa a la que desde ya os digo que me apunto. Y es que Newey, por
la razón que sea, no habiéndolo conseguido necesita posar correctamente
el RB10 sobre el asfalto, por peso o por downforce (léase aire),
ya que en términos físicos, ambas fuerzas producen efectos similares y
pueden ayudar con su estimable contribución al correcto equilibrado del
vehículo, sobre todo en curva.
Y aquí está la mandanga, que diría aquél, porque como lo del aumento del peso mínimo no surtió el efecto deseado cuando las noses
bajas no parecían importar tanto, Red Bull lo ha intentado de nuevo con
el plan B, o sea, planteando una duda razonable que hiciera posible que
al levantar los morros, existiera mayor caudal frontal con el que
alimentar el fondo plano…
A parecer el tema está todavía sujeto a estudio, y aunque a mí me
parece descabellado pensar que la FIA va a consentir con una nueva ronda
de crash test, no seré yo quien se juegue la mano con que dibujo a decir aquello de nunca jamás.
Pero en fin, a lo que íbamos, en el mejor de los supuestos no sucederá
nada y el RB10 tendrá que resolver sus profundos problemas de diseño con
la inmediatez del rayo, ya que la segunda ronda de entrenamientos de
pretemporada (Bahrein) está mostrando las orejas en el horizonte; y en
el peor… bueno, ¿puede haber algo peor que lo dicho antes?
Fuera de bromas, Red Bull tiene ante sí un problema de bigotes que a
buen seguro será resuelto porque por algo es campeona del mundo y cuenta
con el hoy por hoy mejor diseñador de la parrilla, y por algo, también,
Dietrich Mateschitz se opone al control del gasto.
Al final las piezas encajan, Milton Keynes sufre como cualquier otra
escudería, sin duda, pero que no se nos olvide que a tenor de cómo lleva
jugando sus cartas estos últimos meses, se encuentra en modo on fire
para llegar a Melbourne con opciones de seguir achuchando a sus
rivales, si no hace el caso de que los aplasta como ha ocurrido estas
cuatro últimas temporadas.
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