martes, 25 de febrero de 2014

Calificando, que es gerundio


Desde que la FIA intercedió entre los titanes y los hombres y parió aquella maravillosa idea por la cual, la Q2 podía ofrecer más ventajas a los mejor posicionados en ella que la mismísima Q3 a sus peores tiempos, lo de los sábados por la tarde anterior a la carrera perdió parte de su feeling.

Como con la irrupción del modelo de proveedor único de compuestos, la cosa de calificar dejó de pasar por tratar de ser el más rápido de los ángeles para hacerlo por estar bien provisto de gomas durante la prueba, quien más, quién menos, pensó con bastante tino que teniendo pocas oportunidades de arrebatar su cetro a los galgos, lo mejor que podía hacer era quedarse quieto parao en los garajes hasta que el asunto de la definición de la parrilla concluyera. Diez minutos de nada, tampoco es que fuera mucho.

Por asombroso que parezca, esta circunstancia ha aquejado estos últimos años alrededor de a un 25% de la concurrencia. Tanto cuando había 24 vehículos en liza, en los mejores tiempos, como cuando el tema se quedó tan solo en 22, al menos 6 monoplazas estaban siempre involucrados.

Los tres o cuatro mejores tiempos de la Q2, por ejemplo, gracias a la normativa podían elegir estrategia y neumáticos de cara al Gran Premio pero además, contaban con un juego nuevo como poco, si habían sido previsores, que por no haber pasado a Q3 quedaba intacto a la espera de ser utilizado el domingo. Sin embargo, los tres o cuatro peores cronos de Q3 tenían por obligación salir a correr con las mismas gomas con que habían calificado, aunque lamentablemente y precisamente por disputarla, contarían durante la carrera con un juego menos de compuestos…

La situación, dentro de toda lógica, originó bien pronto que aquellos coches que estimaban que podían no superar el octavo puesto en Q3 se limitaran a dar un paseillo por la pista para «guardar gomas», se metieran directamente al box para cuidarlas del todo tras haber rodado una vuelta, o bien, caso extremo, se quedaran dentro de ellos vestidos con las gomas de carrera pero sin mover un dedo ni asomar el morro durante todo el transcurso de la fase más cañera de la calificación, al menos sobre el papel.

Yendo más lejos, cabe decir que debido a las características de algunos circuitos, lo de luchar por buenos tiempos se circunscribía en ellos a la actividad sobre el asfalto (fuerte, se entiende) de solo cinco o seis vehículos de los diez participantes, con lo que el espectáculo y la competición quedaban bastante desvirtuados.

A ver, que yo también lo haría, que conste. Te curras entrar en Q3, te bates el cuero y te dejas la mitad de los neumáticos en conseguir un séptimo u octavo puesto sabiendo que mañana vas a tener que salir a disputar la prueba con los mismos zapatos —debido al esfuerzo te van a durar menos—, y además, llevando a pocos metros detrás al menos a un par de tipos, o tres en el peor caso, que han elegido estrategia sabiendo cómo quedaba la parrilla, dónde estás tú y cómo están las ruedas de tu vehículo, y para colmo con gomas nuevas y contando con un juego extra, y te lo piensas, ¿o no?

Pues bien, los equipos han tenido una bonita idea para evitarnos a los aficionados alguna que otra vergüenza ajena y cabreo durante las calificaciones, de forma que si la FIA la acepta, que lo hará, seguro, a partir de Melbourne los coches que entren en Q2 contarán con un juego extra del modelo option (el más rápido) que sólo podrá ser usado en Q3, nunca en Q2.

Bien, en la tercera fase y definitoria sólo entran 10 monoplazas y serán exclusivamente ellos quienes usen estas ruedas, para devolverlas después de haber conseguido sus respectivas posiciones en parrilla y salir el domingo, con las que se usaron para obtener los mejores cronos en Q2.

Parece sencillo y lo es, pero ¿qué pasa con los juegos extra que tienen los otros seis coches?, pues que no se devuelven y de momento parece ser que podrán ser usados durante el Gran Premio como si tal cosa. Y ojo, que lejos de suponer una ventaja lo que abre es una interesante puerta para que la estrategia actúe en consonancia, porque esas gomas no han sido usadas y por tanto no están en absoluto preparadas salvo para cubrir una desagradable contingencia, y en el caso de ser utilizadas como alternativa, dado que la normativa obliga a que los pilotos usen los dos tipos de compuestos elegidos por Pirelli durante una prueba, supondría que pretender sacar tajada de una apuesta sobre los option acarrearía inevitablemente un paso de más por garajes.

Calificando, que es gerundio, y es que la cosa promete, y mucho.


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