Desde que la FIA intercedió entre los titanes y los hombres y parió
aquella maravillosa idea por la cual, la Q2 podía ofrecer más ventajas a
los mejor posicionados en ella que la mismísima Q3 a sus peores
tiempos, lo de los sábados por la tarde anterior a la carrera perdió
parte de su feeling.
Como con la irrupción del modelo de proveedor único de compuestos, la
cosa de calificar dejó de pasar por tratar de ser el más rápido de los
ángeles para hacerlo por estar bien provisto de gomas durante la prueba,
quien más, quién menos, pensó con bastante tino que teniendo pocas
oportunidades de arrebatar su cetro a los galgos, lo mejor que podía
hacer era quedarse quieto parao en los garajes hasta que el
asunto de la definición de la parrilla concluyera. Diez minutos de nada,
tampoco es que fuera mucho.
Por asombroso que parezca, esta
circunstancia ha aquejado estos últimos años alrededor de a un 25% de la
concurrencia. Tanto cuando había 24 vehículos en liza, en los mejores
tiempos, como cuando el tema se quedó tan solo en 22, al menos 6
monoplazas estaban siempre involucrados.
Los tres o cuatro mejores tiempos de la Q2, por ejemplo, gracias a la
normativa podían elegir estrategia y neumáticos de cara al Gran Premio
pero además, contaban con un juego nuevo como poco, si habían sido
previsores, que por no haber pasado a Q3 quedaba intacto a la espera de
ser utilizado el domingo. Sin embargo, los tres o cuatro peores cronos
de Q3 tenían por obligación salir a correr con las mismas gomas con que
habían calificado, aunque lamentablemente y precisamente por disputarla,
contarían durante la carrera con un juego menos de compuestos…
La situación, dentro de toda lógica, originó bien pronto que aquellos
coches que estimaban que podían no superar el octavo puesto en Q3 se
limitaran a dar un paseillo por la pista para «guardar gomas», se metieran directamente al box
para cuidarlas del todo tras haber rodado una vuelta, o bien, caso
extremo, se quedaran dentro de ellos vestidos con las gomas de carrera
pero sin mover un dedo ni asomar el morro durante todo el transcurso de
la fase más cañera de la calificación, al menos sobre el papel.
Yendo más lejos, cabe decir que debido a las características de
algunos circuitos, lo de luchar por buenos tiempos se circunscribía en
ellos a la actividad sobre el asfalto (fuerte, se entiende) de solo
cinco o seis vehículos de los diez participantes, con lo que el
espectáculo y la competición quedaban bastante desvirtuados.
A ver, que yo también lo haría, que conste. Te curras entrar en Q3,
te bates el cuero y te dejas la mitad de los neumáticos en conseguir un
séptimo u octavo puesto sabiendo que mañana vas a tener que salir a
disputar la prueba con los mismos zapatos —debido al esfuerzo te van a
durar menos—, y además, llevando a pocos metros detrás al menos a un par
de tipos, o tres en el peor caso, que han elegido estrategia sabiendo
cómo quedaba la parrilla, dónde estás tú y cómo están las ruedas de tu
vehículo, y para colmo con gomas nuevas y contando con un juego extra, y
te lo piensas, ¿o no?
Pues bien, los equipos han tenido una bonita idea para evitarnos a
los aficionados alguna que otra vergüenza ajena y cabreo durante las
calificaciones, de forma que si la FIA la acepta, que lo hará, seguro, a
partir de Melbourne los coches que entren en Q2 contarán con un juego
extra del modelo option (el más rápido) que sólo podrá ser usado en Q3, nunca en Q2.
Bien, en la tercera fase y definitoria sólo entran 10 monoplazas y
serán exclusivamente ellos quienes usen estas ruedas, para devolverlas
después de haber conseguido sus respectivas posiciones en parrilla y
salir el domingo, con las que se usaron para obtener los mejores cronos
en Q2.
Parece sencillo y lo es, pero ¿qué pasa con los juegos extra que
tienen los otros seis coches?, pues que no se devuelven y de momento
parece ser que podrán ser usados durante el Gran Premio como si tal
cosa. Y ojo, que lejos de suponer una ventaja lo que abre es una
interesante puerta para que la estrategia actúe en consonancia, porque
esas gomas no han sido usadas y por tanto no están en absoluto
preparadas salvo para cubrir una desagradable contingencia, y en el caso
de ser utilizadas como alternativa, dado que la normativa obliga a que
los pilotos usen los dos tipos de compuestos elegidos por Pirelli
durante una prueba, supondría que pretender sacar tajada de una apuesta
sobre los option acarrearía inevitablemente un paso de más por garajes.
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