miércoles, 26 de diciembre de 2012

Prosopagnosia


Esta palabra rara que he utilizado para titular la entrada que estáis leyendo describe un trastorno por el cual, los que sufren de él son incapaces de reconocer los aspectos faciales de quienes les rodean o de ellos mismos, llegado el caso.

Aunque resulte difícil de creer, podría ser que un día te miraras al espejo y no supieras quién es ni cuál es la fecha de nacimiento de la persona que te mira a ti quién sabe si con cara de asombro o de estulticia, ni que hace ahí, al otro lado, ni cuáles han sido sus razones ni cuáles son sus propósitos. Bajo los efectos de la prosopagnosia es posible incluso que te preguntes qué será de la F1 en nuestro país cuando Fernando deje de correr…

Comprendo perfectamente el agobio que sienten algunos ante un futuro tan poco halagüeño como el que propone la ausencia en la parrilla de nuestro bicampeón del mundo. Si ya está jodida la cosa con él rodando, sin el asturiano es previsible que haya menos información que la poca que tenemos para llevarnos a la boca, y de peor calidad, sin duda.

Sin el de Oviedo, además, habría que descorchar el ruido de los motores en la profundidad más oscura y húmeda de la bodega que tenemos en propiedad, ésa que sólo da cobijo a pilotos que se lo merecen y no a cualquier mindundis que se ha labrado un hueco a base de talonario y de manos, como han hecho otros muchos en la historia de nuestro deporte, sea dicho de paso, pero que han tenido la bendita fortuna de no haber nacido aquí, porque aquí somos muy finolis, tanto que sufrimos de prosopagnosia selectiva mientras lloramos preventivamente ante la incertidumbre de un mañana que se cierne sobre nosotros como una peligrosa espada de Damocles.

El tipo que me mira ahora desde el otro lado del espejo comenzó en la F1 sustituyendo a Sebastian Bourdais en Toro Rosso. En la de Faenza se forjó como una de nuestras más jovencísimas promesas a lo largo de dos temporadas completas y los meses que corrió en 2009. Tuvo sus cosas, sus más y sus menos, como todo el mundo para que nos entendamos, hasta que Helmut Marko le miró con su ojo bueno para partirle en zancadilla la tibia y el peroné cuando la parrilla 2012 ya estaba cerrada y el hoy que hemos vivido sonaba prometedor, aunque ya era lóbrego y hueco como un ataúd desde Corea 2011.

Lo de menos es que a su compañero, Sebastien Buemi, le pasara tres cuartos de lo mismo y que como le ocurre a él, tampoco haya encontrado asiento para este 2013 que abriremos en breve. Lo importante es que Toro Rosso es una escudería que busca vetteles a cascoporro aunque a la hora de la verdad, prefiera despachar a su mejor gente con un tiro en la nuca para seguir encontrando aprendices de brujo a los que sacrificar en el ara de la excelencia.

No recuerdo cómo se llama ni sé si le reconoceré la próxima vez que me cruce con él. Lo que sí sé es que aseguró al 100% el año pasado que esta próxima sesión estaría de nuevo en F1 y que por esas cosas que tiene el motorsport, se marcha al DTM bajo las toneladas de desprecio que le dispensan los que el año que viene, o cuando sea, estarán al 100% dispuestos a machacarlo como a un pulpo mientras cabilan sobre si el buey y la mula eran imprescindibles en el belén, y por supuesto, sobre qué será de todos nosotros cuando Fernando cuelgue sus guantes y su casco. 

¡Maldito país y maldita prosopagnosia!


1 comentario:

Unknown dijo...

Hola, me gusta tu blog, me hago seguidor tuyo. Aquí te dejo mi link para que me visites y mires a ver si te gusta. Aún está en construcción, pero creo que marchará bien.
http://motoreurope.blogspot.com