A pesar de venir de la zona creativa del mundo no soy mucho de creer en el factor casualidad como responsable de las cosas. Es cierto que los de Ciencias llevan (aparentemente) ventaja en esto, tan sobrios, tan empíricos, aunque luego les pasa como a los demás. Y con los de Humanidades sucede lo mismo, tan rigurosos, tan científicos...
El arte, así, en general, siempre se ha asociado a la bohemia y al soñar a todas horas o no tener los pies posados en el suelo, pero mira tú, hubo un tipo por ahí que después de ser rechazado en la Academia de Bellas Artes de Viena rehusó el consejo de estudiar Arquitectura, se puso a mayores, se vino arriba y, rodeado de las mentes más brillantes de la época, nos empujó al conflicto más brutal que ha vivido el ser humano. No, no os fiéis nunca de una artista, no suele ser buena idea.
Os leo.
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