Y que no decaiga

Por segunda vez consecutiva —en diez días, que se dice pronto—, Ferrari ha vuelto a inmolarse con uno de sus coches cuando lo tenía todo, o casi todo, para haber firmado un doblete en Spielberg...

Esta vez no ha sido por causa de una estrategia demasiado creativa ni por ningún otro azar propio de la rossa, pero entre unas cosas y otras Maranello se está dejando en puntos lo que no está escrito, circunstancia que complica bastante mirar el horizonte con alegría. 

¿Pegarse tantos tiros en el pie es saludable? Diría que no, supongo que no se puede negar lo evidente, pero tampoco soy de los que ven siempre el vaso medio vacío en vez de medio lleno, con lo cual, prefiero encarar la segunda parte de la campaña con optimismo renovado, al menos en lo tocante a La Scuderia.

En fin, mañana comienzo el repaso de media temporada de los equipos y, en líneas generales, todos están sufriendo diferentes avatares que impiden realizar una lectura limpia sobre cómo van y dónde están. Sea como fuere, como esto tiene de empírico lo que yo de pivot —no os riáis, se me daba bien, lo que ocurría es que los demás eran mucho más altos que yo—, mejor echamos juntos el vistazo prometido y valoramos este fin de semana si el relato anglosajón está mandando más de la cuenta, que ya sabemos que Ferrari es tonta o tramposa según vaya la fiesta, y este año, me temo, a la italiana le toca pasar por lela, aunque, si lo fuera, es obvio que Red Bull habría encarrilado el Mundial con mayestático poderío, y no, la austriaca también ha venido sufriendo de duendes y males de ojo.

Os leo.