Menos mal que también me gusta la Resistencia, porque esto de llevar un blog tiene más que ver con tan bella disciplina que con con ir marcando poles los sábados y vueltas rápidas los domingos durante una hora y media, más o menos...
Os comenté después de haber superado las 6.000 entradas en septiembre u octubre pasados, que me iba a tomar mi vida aquí con otra filosofía, y sí, estoy cumpliendo mi promesa aunque se noten más mis ausencias que mis participaciones, pero eso no significa que haya abandonado sino que ando bastante más entretenido de lo que me gustaría y volver a Nürbu cuesta, fundamentalmente porque no me pone nada esto de llegar a las 23 pruebas que tiene metido entre ceja y ceja Liberty Media, menos aún comenzando el calendario con unos entrenamientos de birria, una carrera suelta y tres semanas de sequía hasta la siguiente.
Admito que la cosa me ha pillado mayor para reír las gracias a la gerencia de nuestro deporte, pero que me mate un camión si nuestras aspiraciones para 2021 deben pasar porque el bueno de Domenicali duerma tranquilo tras haber logrado sus objetivos. Ellos sabrán qué hacen con eso que llaman espectáculo, pero no me parece de recibo que el deporte, como tal, siga suponiendo la filigrana de limón en los martinis que se metía entre pecho y espalda Bond, James Bond, cuatro años ha desde que la norteamericana hizo desaparecer del mapa a Bernie.
Para este viaje quizás no hacían falta alforjas, pero mientras el cuerpo aguante seguiré dale que dale. El mes que viene a lo mejor es diferente, o no, pero por algún lado había que empezar y qué mejor manera de hacerlo que empitonando al patrón.
La Fórmula 1 no supone un éxito por lograr hitos de densidad por año, sino por dar lo que promete. Tuvimos una cita cojonuda en Sakhir y lo de menos es si vamos a cumplir el calendario perfilado por un grupo de notas, el asunto consiste en que el aficionado quiere más y no se lo dan. Tres semanas entre Bahrein y Emilia-Romagna, y en arranque de campaña...
Y eso, que deberían hacérselo mirar.
Os leo.
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