Vamos pasando las últimas páginas del libro correspondiente a 2020. Este mediodía, ahí es ná, ha caído la última pole de la temporada a manos de un Max Verstappen discreto para mi gusto, pero tremendamente eficaz ante unos Mercedes AMG que hoy han notado la ausencia de George Russell.
Los diez primeros metidos en 1 segundo. Rápida, la clasificación ha sido veloz pero había un algo de prisa en el ambiente que ha restado emoción. Checo sin salir en Q2 porque mañana arranca último. Lance incapaz de levantar la mano para pedir sitio. Lando y Carlos a lo suyo, juramentados a conseguir esa tercera plaza para McLaren en la general de Marcas, toda vez que Renault se ha mostrado muy aguada para simular un buen bourbon y Racing Point jugará mañana a la pata coja. Y Ferrari, pues eso mismo, precisada de un nuevo milagro, sin Camilleri, sin Binotto, sin Vettel...
Os he contado más de una vez que odio hacer crónicas porque siempre acaban pareciendo notas necrológicas, así que no me repito. Abandoné esta afición al finalizar la temporada en que dejé Diariomotor, allá como terminando 2014. Prefiero la vida desde entonces, pero, hoy, Abu Dhabi sonaba demasiado a entierro, mal trago del que nos han salvado Russell en Williams tirando de riñones y pundonor —¡qué jodidamente bella es esta palabra!—, Albon demostrando lo grande que le queda el segundo asiento de Red Bull, y el rasgar el aire del V10 que empujaba el R25 conducido otra vez por Fernando.
Imagino la parrilla de coches que disputaron aquella sesión en manos de nuestros actuales pilotos y siento, lo lamento, como si una jabalina me abriera el pecho. Tanto buscar el coño espectáculo, romper récord tras récord, para que, al final, nos haga posar los pies en el suelo el alarido animal de un motor creado para morir en dos carreras, 700 kilómetros, no más.
Fuimos un puto ejemplo para el resto de disciplinas del motorsport, pero eso ya es pasado, desgraciadamente. Bernie rindió nuestras espaldas a cambio de un plato de lentejas. Salvo Zak no queda un racer de aquellos al frente de ningún equipo, como para hablar ahora de la piscina de pirañas sin parecer un poco pardillo —desconozco si George ha tenido conciencia de la fibra que tocaba homenajeando a los Williams con su casco para Abu Dhabi—. Nos abunda otro tipo de gente a ambos lados de la trinchera, eso sí, pero no compensa, que sé que me entendéis.
En fin, pasamos la penútima página de este volumen que tenemos entre manos. Mañana leeremos los párrafos previos al The End y, con vuestro permiso, diré que le vayan dando a 2020 y sus urgencias.
Os leo, os leo siempre...
3 comentarios:
En la diana. Está tristón. Un "probitin" con un "trastucu" vieyu de 2015 levanta más expectación que la clasificación.
P.D. Probe=Pobre; Trastucu vieyu= Trasto viejo. En asturiano. ;P La ironía en asturiano siempre es más cariñosa...
2005 quise decir
Del título de la entrada me quedo con el Mañana será diferente.
Diferente es el sonido de un motor de F1 hecho por y para la competición respecto a otro que de tanta tecnología no hay quién lo entienda.
Diferente será el futuro de Lewis al comprobar que un Russel cualquiera (no me mal interpretéis, es un gran piloto de futuro que veremos si le dan otra oportunidad) con su "megapepino" es capaz de ganar o casi a las primeras de cambio.
Diferente será el espectáculo que nos depare el próximo año esta bendita F1 gracias a un Max con hambre, un Carlos grandioso, un Charles con las orejas tiesas, un Ricciardo peleón, un Lewis que deberá reivindicarse y un genio Astur que nos ha puesto la piel de gallina con el atronador sonido de un verdadero fórmula uno.
Diferente ha de ser la forma en que Liberty trate a los equipos y pilotos, fijándose en los espectáculos del motor de los EEUUU, donde priman las manos y una buena gestión de los recursos.
Diferente espero que sea el espectáculo que nos depare la próxima temporada, y si de paso hay nuevo campeón del mundo, mejor que mejor.
Un saludo de un alonsista.
Publicar un comentario