Vaffanculo!

No me voy a molestar en esperar a que los lameculos de la renovación más bastarda que ha conocido Ferrari, y que yo recuerde, reculen de sus estúpidas posiciones. Cesare Fiorio ha insinuado que Kimi va a ser el escudero de Vettel y por ahí no paso, corazones.

No hace falta hacerse fan nostálgico de Lotus ni babear por don Leo Turrini hasta el punto de tomarle prestado el apellido. Dije que FIAT entraba a saco a profanar el nombre de la mítica, que habían tumbado a Montezemolo de forma artera, y apenas 48 horas después de que rogara al Altísimo para que a Iceman no lo conviertan en Mark Webber, viene un gurú del asunto y nos dice que la cosa puede estar hecha tras dos cagadas monumentales de la rossa con el hombre que fue llamado a poner las pilas a Fernando, y no pudo.

«Él está al final de su carrera, pero sigue siendo un gran campeón.» Bonito epitafio para un tipo que aún no está acabado y al que su equipo ha tumbado por dos veces consecutivas en las dos carreras que llevamos de temporada.

Hermoso y muy italiano, por qué no decirlo. Jodemos Melbourne al de Espoo y lo sacamos bajo la lluvia en Sepang para que no pase a Q3, y así, de forma tan aparentemente circunstancial, el elegido corre sin competencia para que se le idolatre como un Schumacher redivivo, cuando en realidad, el de Kerpen era capaz de sacar brillo a un hierro.

Váis listos, capullines. Por fortuna quedan tifosi malnacidos y muertos de hambre como yo que han datado fecha a fecha vuestras tropelías. De esta no podréis escapar, hijos de vuestras respectivas madres, por no decir otra cosa. Porque anda por ahí un querubín rubio al que le importa un pimiento cualquier cosa salvo correr y porque también estoy yo, haciendo de mosca cojonera.

No voy a esperar a que como ocurriera con Seve Ballesteros, sean los anglosajones quienes nos sonrojen por memos y desgradecidos ante un tipo francamente irrepetible.

Ferrari ha tenido en sus filas al mejor piloto de los últimos tiempos y lo ha desperdiciado por política empresarial, por mucho que su primer coche vencedor fuese un Minardi, según Roncero.

Había que parecer caballeros y aguantamos a mi Felipe hasta corriendo para sí mismo. No protestamos ni dijimos mú aunque teníamos el botón del fin del mundo... Cinco años que duelen como para que vengamos ahora con esto. Cinco años soportando una Maranello que pudiendo alterar el rumbo de las cosas no quiso hacerlo, para que el saldo sea esta miseria que nos están sirviendo Sergio y Maurizio: un Vettel incapaz de contestar a Daniel Ricciardo en una Red Bul en caída libre, que necesita que sacrifiquen a Kimi Raikkonen a su llegada a La Scuderia para mayor gloria de su nombre, y una squadra que renace de sus cenizas volviendo a su etapa más cochinona.

Vaffanculo! Ya os pueden ir dando con vuestros anagramas recordando a Alfa Romeo, y con esa posible renovación de cartón piedra y talonario. Mi Ferrari murió el 14 de agosto de 1988 aunque creí reconocerla entre la bruma de 2010 a 2014. Está visto que me equivocaba.

Os leo.