Pasa el tiempo. No me siento demasiado distinto a cuando escribí R.B. Confidential o cuando un 22 de octubre de 2009, amparaba entre mis brazos un miedo que a su vez ayudaba a calmar el mío... Pero el tiempo pasa y quien dice en nada, este blog comenzará a sobar las minúsculas cuentas de un rosario que si Dios no lo remedia, completará su vuelta número nueve mientras sigo rezando para que el cronómetro no me despedace.
Dicen que nunca hay que dar explicaciones porque los enemigos no las creen, los tontos no las entienden y los amigos no las necesitan, pero siempre hay quien te las reclama con el corazón en la mano y sientes entonces, que en el sucio calendario que llevas en el bolsillo, alguien ha borrado el mes de abril.
Y te acuerdas de Sabina, ¡jodido Joaquín!, y de lo malpagado que está el trabajo y lo duro que resulta el rastrojo cuando hay que caminarlo sin horizonte en que poner la vista.
Hay algo que me duele pero no sabría decir ni el qué ni el cómo ni el cuándo. Está ahí, con ese cuarto mes del año que doy por desaparecido, con Sabina y su canción, con mi hermano Julián, con esa dentellada que acabará mordiendo el aire por no hacer daño, con el bochorno y esa sensación de que escribiendo mucho, al final, el tiempo transita a mi alrededor mirándome de reojo.
Pero llega Melbourne y sé que se me pasará. Que en nada, la vida volverá a ser la misma que era en un pretérito no demasiado lejano porque en el fondo, me sigo sintiendo el mismo. El Gran Premio de Australia no contará con Fernando en la parrilla, pero a quién le importa si dos pasitos más nos encontramos en Malasia...
Comienza 2015 y suena ya el didgeridoo. Y estaremos atentos como hemos hecho siempre, y lo relataremos, y brindaremos si hay suerte por Jenson y Kevin, porque al final del trayecto, por duro que este sea, siempre hay premio. ¿O no?
Os leo.
1 comentario:
Y que nosotros te leamos.....
Un abrazo
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