lunes, 5 de mayo de 2014

¡Cuánto daño ha hecho RUSH!


Imaginaros la situación: 2013, una de las sesiones más sosas de la historia reciente, con permiso de 2008; con un planteamiento de calendario tan desastroso que entre carrera y carrera cabían una pretemporada y dos silly season completas y con un apartado técnico que a pesar de las promesas, se desveló como una miserable prolongación de lo que habíamos visto en 2012. Y Pirelli, y la FIA y Red Bull, y el caso Gribkowsky y Bernie y Luca vestido de tuno despidiendo a Felipe, y Seb, por supuesto Seb, de nuevo, por cuarta vez consecutiva...

Y en verano se estrenaba RUSH y como si fuese jaco apenas sin cortar, llegaba a las calles y a nuestras venas, y empezamos a sentirnos extrañamente raros porque la espera a que se iniciara la refundación de la Fórmula 1 en 2014, se hacía literalmente insoportable.

Allá como en noviembre pasado moría definitivamente la temporada pasada entre cartones y basura. Realmente había fallecido en Spa, unos meses antes, en medio de un truño insoportable que tuvo como decorado el mítico trazado belga, pero hay que reconocer que supo aguantar el tipo hasta Interlagos mientras arrastraba sus pies entre silbidos y abucheos. El responso fue breve y como a Mozart, la enterramos en una tumba común tras haberla acompañado en sus últimos pasos sobre la Tierra pero sin saberlo, nosotros estábamos tan muertos como ella pues el veneno hacía tiempo que se arrastraba bajo nuestra piel, decidido a alcanzar el corazón y el cerebro con su aguijón mortal.

Pocos tuvieron conciencia entonces de que tras el estreno de RUSH la afición había comenzado a lucir ojeras y dormir mal. Tanto Niki Lauda y James Hunt hizo que 2014 pareciera una tierra prometida. Motores turbo, avanti! sin aerodinámica, lucha sobre los circuitos e igualdad como antaño. Israel jamás había resultado tan hermoso en la distancia porque a fin y a cuentas, marzo no parecía tan lejano y el desierto invernal, un escollo en cierto modo asumible para una gente tan hambrienta de nuevas atmósferas.

Murieron diciembre, enero y después febrero, y seguíamos soñando con calmar el ansia y poder sujetar siquiera un lapicero o un vaso sin que nos temblasen las manos.

Melbourne estaba a la vuelta de la esquina y algo en el ambiente nos mantenía vivos pues en nuestras fosas nasales permanecían intactos el olor a gasolina y goma quemada que despedían a su paso los McLaren, Ferrari, Lotus, Ligier, March o Tyrrell, que habíamos visto correr en las pantallas. Y llegó el Gran Premio de Australia y despertamos.

El caballo volvía a estar cortado, de mala manera, como en 2007, 2008, 2009 y años posteriores. Si nadie lo remediaba, moriríamos tarde o temprano de carencia porque en nuestro estado necesitábamos más y más y RUSH solo era una película sobre un tiempo que jamás habrá de volver. Hoy lo sabemos y aunque sea tarde, los supervivientes deberán felicitarse por ello.

Os leo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hace un rato estábamos hablando los colegas de la radio y me preguntaban por el Atleti y lo q me parecía. Y comenté sobre el caso q lo justo sería q ganara liga e incluso champions pero q lo veía casi imposible. ¿Por qué? Muy sencillo... desde q el negocio ganó al deporte se acabó todo, acabó el romanticismo q mantenía la emoción. Ya no hay deportes con romanticismo, todos se mueven por el negocio y con las cartas marcadas de antemano.


King Crimson

Anónimo dijo...

Al final Lauda y Marko van a llegar a la manos. Un pequeño ring improvisado entre bastidores del padock.
Bernie pasara por allí con la tele y aprovechara la ocasión para vender el espectáculo diciendo "quien dijo que en mi nueva fórmula 1 no había lucha como las de antes?"
Luca exigirá que quiere subir al ring improvisado con su amigo Jean Todt a "discutir" cambios en el reglamento.