Confieso que no pude seguir la carrera en Barber con la atención suficiente como para marcarme una gran crónica, pero no hay nada que no arregle una buena sesión de highlights y lectura antes de ponerme a escribir estas líneas.
Dicen los entendidos que Scott McLaughlin llegaba al Grand Prix of Alabama con ganas de sacarse la espina clavada por su descalificación en el de St. Petersburg [El pito de un sereno], aunque, visto lo visto, pienso más bien que no hay descartar nunca al neozelandés y que, éste, demostró en el Barber Motorsports Park que siempre está a la que salta y procura no desperdiciar cualquier oportunidad que se le presente, por minúscula que parezca.
Bajo tiempo cambiante y amenaza de lluvia, McLaughlin arrancaba desde la posición de privilegio tras haberla obtenido en una notabilísima actuación durante la clasificación. Su Penske montaba neumáticos duros, pero, así y todo, nuestro protagonista supo mantener la plaza hasta el primer Caution en la vuelta 6 de las 90 previstas. O'Ward había tocado a Fittipaldi, originando que el brasileño se fuera contra las barreras. La decisión de desplegar la amarilla fue rápida, casi tanto como el paquete que le cayó al mexicano, que no tuvo precisamente un gran día en Alabama.
En fin, la mayoría de vehículos que usaban duros prefirió quedarse en pista durante la presencia del Pace Car, de manera que sólo atrás hubo algo de alteración de plazas. La resalida fue limpia, aunque algunos giros después Scott Dixon acabó en el verde intentando adelantar a Graham Rahal y Will Power ejecutaba una pasada de frenada que facilitaba las cosas a Christian Lundgaard. En esos instantes, Palou ya estaba tercero.
Con una previsión de dos pasos por garajes para los que habían iniciado la prueba con duros, sobre la 25 comenzó en boxes el baile para ellos. Quedaba muchísima carrera por delante y se notó en el ritmo de circulación durante este segundo tercio de la cita, pero Alexander Rossi cambiaba a un nuevo set de gomas, con tan mala fortuna que la rueda trasera izquierda quedó mal sujeta y unos cientos de metros después de haberse reincorporado a pista, el norteamericano se quedaba tirado, con el consecuente nuevo Caution y la correspondiente salida del Pace Car.
Mientras el líder aprovechaba apara adelantar su cambio de neumáticos, y Lundgaard y Power cubrían la posible coyuntura adversa haciendo lo propio, Álex Palou se mantenía rodando y se colocaba primero, aunque Chip Ganassi iba a cometer un error digno de Iñaki Rueda en Ferrari, pues el español no contaba con suficiente combustible y, finalmente, las cuentas no le iban a salir.
Al piloto catalán se le complicarían aún más las cosas. Entre la aparición estelar de un maniquí y el accidente de Sting Ray Robb, la estrategia a dos paradas resultaba totalmente inviable, y el bicampeón de la Serie se vio obligado a ahorrar durante 30 interminables giros, lo que, a la postre, supuso para McLaughlin el momento de poner en el horno una victoria que cada vez veía más cerca. Paciente, esperando acontecimientos, cuando lo tuvo claro el neozelandés comenzó a apretar como un demonio para ganar unos segundos preciosos antes del inevitable último paso por boxes, del que salió como líder y con Power inmediatamente detrás.
A pocos giros del final, Christian Rasmussen provocaba la última amarilla de la jornada al verse incapaz de reanudar la marcha después de haber sufrido un trompo, y en la 88, con la reanudación, todo se decidió a una carta, de manera que McLaughlin tuvo que dejarse lo que no está escrito para sostener a Power y Lundqvist hasta ver en primer lugar la ajedrezada.
El Top Five quedó así: Scott McLaughlin como vencedor, seguido por Will Power y Linus Lundqvist. Tras ellos, terminaban Felix Rosenqvist y Álex Palou.
Os leo.
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