Dos idiotas en apuros

Me decían hace un rato en Twitter que «como en Silverstone fue culpa de uno y hoy fue culpa del otro, se dice y no pasa nada», pero sí pasa porque hay que elegir entre dos macarras poligoneros que no han recibido en su puñetera vida lo que merecían, gracias, entre otras cosas, a que la FIA es ahora menos deportiva y más política que cuando no le temblaba la mano en mandar al rincón de pensar a todo un Michael Schumacher.

He titulado la entrada en términos de bis a bis aunque, en el fondo, soy consciente de que hay un tercer idiota en el ruedo: Masi, incapaz de imponer el criterio normativo con un mínimo de coherencia. En Gran Bretaña, como apuntaba Jorge Iglesias (SoyMotor), habiendo intencionalidad y un tío en el hospital, la FIA endilgó a Hamilton una sanción de 10 segundos que no impidió que ganara la prueba. En Monza, bajo mi punto de vista siendo más un desafortunado lance de carrera que otra cosa, a Verstappen le han caído tres puestos de penalización en la parrilla de Rusia por ser considerado responsable...

Sobre las peligrosas bananas que llevamos años denunciando nadie ha dicho nada, of course! En el ejército se castigan fusiles y mulas cuando ocasionan un desastre a la tropa, tampoco es que pida algo parecido pero sí que las quiten de una puñetera vez porque hoy, en el Templo de la Velocidad, la susodicha interior de la segunda sección de Rettifilo ha sido tan culpable del desastre como sus directos protagonistas. Lewis cerraba la puerta en legítima defensa, Max venía de largo, rapidísimo y sin apenas sitio para maniobrar seguro, su RB16B tocaba la bendita banana y rebotaba, y la rueda trasera izquierda del W12 del británico pillaba la derecha posterior del vehículo del holandés y lo elevaba, ocasionando que el HALO del Mercedes haya evitado un desastre.

Pero hay que elegir entre un impresentable u otro, que es a lo que vamos, y hoy escogería a los dos porque ninguno de ellos está acostumbrado a dirimir sus cuitas en pista sin recurrir al macarrismo más histriónico. 

Cuando escribí sobre lo sucedido en Silverstone [Cerdo] y [La realidad esa de la que usted me habla], nada más lejos de mi intención que exonerar a Verstappen de su macarrismo natural e intrínseco. Entendí que Hamilton se había portado como un auténtico puerco, con nocturnidad y alevosía y tal, y tiré para adelante, como hago siempre. Max no era el cerdo ese día, no hay más.

Hoy, por desgracia, los dos gorrinos se han encontrado sobre el asfalto y por poquito nos hemos librado de una tragedia. Y esto es lo que pasa cuando la FIA y la prensa especialista protegen tanto a dos impresentables que merecían en sus hojas de servicio un par de banderas negras, como poco, varios artículos que afeasen su conducta y más de una pérdida de puntos. Tibia la institución, melifluos los medios, sin huevos ninguno para encarar las estructuras que lideran Wolff y Marko, tamaños monstruitos los han creado ellos en laboratorio. Dos conductores que no saben pilotar limpio, a los que la normativa les suena de lejos porque jamás les ha sido aplicada con contundencia. Dos pedorros, dos niños mimados que consideran que el monte es orégano hasta que una puta banana los pone en su sitio.

Ambos salen de Italia de vacío, como gilipollas supinos, porque cuando te estás jugando un Mundial lo mínimo esperable es un poco de inteligencia al volante. 

Mi veredicto sobre lo ocurrido hace unas horas es claro: a dos niñatos imbéciles no les puedes dejar que luchen por un campeonato porque te acaban meando la cama, como perfectos críos.

Ya me abro, no os lastiméis demasiado. Max y Lewis, Lewis o Max, como prefiráis, no han hecho otra cosa hoy que demostrar que la Fórmula 1 necesita algo más que encuestas para párvulos [Of course!] o periodismo tragasables. Hay una normativa deportiva y sería deseable que empezase a ser aplicada con contundencia. ¿Los dos a la nevera durante un par de Grandes Premios, uno por reincidente y el otro por gilipollas? ¿¡Ganaría Bottas...!? Bueno, al menos el de Nastola procura ser limpio y muestra saber de qué coño va el Reglamento.

Os leo.