Matices...

Buenas y oleaginosas tardes. En el circuito más rápido del calendario y a una parada —verbigracia de la cochambre de producto que hace Pirelli—, no quedaba otra que dejarse los huevos sobre la pista para revertir la situación creada ayer en clasificación. Y puesto que mal que queramos Ferrari lo ha hecho, toca cumplir mi parte, así que aunque no soy muy dado a repetir tema en el mismo día, vamos a echar el ratito hablando de un excelente Sebastian que ha salido a la caza de los Mercedes AMG desde el instante mismo en que se ha apagado el semáforo.

Frío, calculador, fino, desde atrás, en una remontada que no da para récord ni panegíricos, Vettel ha mantenido la cabeza en su sitio y ha liderado una escuadra a la que no le ha temblado la mano en organizar a sus hombres con tal de que el alemán siga teniendo opciones en el Mundial de Pilotos.

Kimi cedía espacio y se sacrificaba en mitad del tráfico. La historia, hoy, tenía más que ver con el de Heppenheim que con él, de forma que el finlandés se ha dedicado a proteger la retaguardia mientras el líder abría espacio. Primero Stroll, más resistente Ocon, y posteriormente, a cola de Bottas el resto del camino y mientras se acercaba Daniel...

No había más. Tampoco podía ser más, y ahí reside la épica de este domingo en Monza: en saber que se va a morder el polvo y sin embargo, seguir tirando como un demonio incluso después de que el coche haya hecho ruido por algún sitio, imaginando (tal vez) que Marchionne abrirá la boca incrementando el valor del pan o que Lewis olvidará citar la palabra «aceite» para soltar como un pavo: Mercedes power is definitely better than Ferrari power... —ruego al Altísimo que su poema a Lady Di no sea tan pedorro. My God! 

Aparte de a un empalagosote Martin Brundle y los muchos que avisaron en Hungría que el británico podía pagar muy caro devolver la posición a Valtteri —¡claro que sí, guapi!—, dudo mucho que alguien en su sano juicio compre esta opereta en la que Brackley vence a Maranello, en su casa, apenas cuando todavía está tibio el cadáver de que sus motores consumen más aceite que el resto y la FIA ha decidido mirar para otra parte.

En todo caso: bienvenidos al bonito mundo de las cartas marcadas, donde la excelencia no reside en salir primero y llegar primero, sino en pelear cada centímetro de asfalto siendo consciente de que sólo tendrá valor para cuatro bobos que además no entienden de Fórmula 1.

El Mundial de Marcas está prácticamente perdido, para qué vamos a engañarnos. El de Pilotos depende de Vettel, fundamentalmente, y de que la de Il Cavallino se apriete bien los machos hasta Abu Dhabi, asimilando que el alemán no lucha por su quinto entorchado, sino por evitar que Hamilton consiga el cuarto de su carrera. El matiz me parece obvio, pero si no lo entendemos, dejadme que os lo explique otro día.

Os leo.