Bueno, ya sabéis, según la prensa especialista, Ferrari no volverá a ganar nada hasta que no monte una unidad propulsora alemana y cuente con al menos un piloto británico en sus filas, el resto es y será italianización, trampas, italianización y trampas, chascos. Shit for ever!, en definitiva.
Cuando tomó las riendas de Maranello, Marchionne encajaba a la perfección en esta apreciación surrealista que tienen los british sobre lo que significa triunfar en Fórmula 1.
El de Chieti, se llevó por delante la vieja cultura y mandó al destierro al único individuo que vestía bien en el paddock, Luca Cordero di Montezemolo. Tenía ademanes de triunfador británico, cool pero informal. Hizo que hacía migas con Bernie, contrató a Sebastian Vettel, puso al estanquero de Marlboro al frente del tinglado, e imaginó que con eso bastaba. Se habló de que la de Il Cavallino Rampante había recuperado poder del bueno, pero lo proclamaban los mismos que se reían este domingo pasado. Éste ha sido siempre el problema.
Me llevo mal con la prensa británica y adláteres, no lo he negado nunca ni ganas que tengo de ocultarlo. Me parecen gente de poco fiar, y lo peor de todo: nada creativa. Les quitas a Ferrari y a Fernando Alonso y no saben de qué cachondearse. A Nico (Rosberg) lo asaron a inmundicias de 2014 a 2016 pero el de Wiesbaden aguantó el trallazo. Sergio no sabe o no puede, que no sé qué es peor, y por proteger a La Scuderia ha dado orden de no contestar preguntas porque si alguien ha de reírse de otro alguien, que diría don Miguel Gila, mejor que apunte a su señora madre.
En todo caso, en el pecado lleva la penitencia, porque con lo sencillo que resulta mantener la boca cerrada y arrimar el hombro cuando se necesita, a Marchionne le gustan los focos y los micrófonos más que a un tonto una tiza.
Y claro, en Monza, cuando lo propio era haber distraido el fuego amigo y enemigo hablando de aceite, de neumáticos, de qué coño pasa con esta normativa que Mercedes AMG sigue yendo delante, Sergio se puso a hablar de setups, que es como no decir nada. Soltó cuatro chorradas más y entretanto cebaba los mosquetones de los que han comenzado a tirar en Singapur con posta lobera, olvidando que para imbecilidad supina entre compañeros, la de Hamilton en España 2016, que esa sí que fue épica.
Sergio da instrucciones. A ver, señala rumbos, camina sobre las aguas, pero no sabe liderar.
Lleva tres años al timón de Maranello, que se dice pronto. No le quedan responsables a los que echar el muerto ni colgar de la verga del mayor, y no sabe por dónde salir, que mira que es fácil, coño. Te ves tres veces seguidas Apocalypse Now, le coges las maneras al Coronel Kilgore y te cuidas muy mucho de hacer autocrítica en público, que a la prensa inglesa le pasa como a una de mis cuñadas, que en cuanto reflexionas en voz alta cree siempre que le estás dando la razón.
Das la cara, y si te preguntan, contestas. Y si insisten, les dices, como un señor, que quedan seis carreras por delante y tienes tanta tranquilidad en el cuerpo que has aprovechado para ir haciéndote las ingles.
Os leo.
1 comentario:
En esto si veo que Liberty pueda meter mano. A lo yanki. Señores, a los periodistas se les responde, entre otras cosas porque son los que van a dar voz al negocio. De la misma manera que los pilotos se tienen que parar a dar explicaciones después de un toque o un abandono, los jefes de equipo igual. Hay mucho bueno que traer de USA en cuanto a la relación con los medios.
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