Hace doce días, la afición nos otorgaba el Premio SafetyCast al Mejor Blog de F1 en Español, y puesto que a nadie le amarga un dulce —a mí menos, ya que soy un goloso de tomo y lomo—, os podéis imaginar cómo ando de hueco por la vida desde entonces.
Comenté algo al respecto hace una semana, pero puntualizando sobre la manía que tienen algunos de quitar brillo a lo que consiguen los demás, por aquello de conciliar el sueño y dormir a pata ancha, porque si no, no me lo explico. Pero no se me olvidó utilizar la primera persona del plural, ya que siempre he considerado, y desde luego, sigo considerando, que Nürburgring es más vuestro que mío.
Es sencillo de entender: yo tengo un momento malo o bueno, o huevón, que diría aquél, y se me pasa escribiendo un rato con la Fórmula 1 de telón de fondo, pero los que dais sentido al invento sois los que leéis mis idas de olla, los que participáis con comentarios, los que me corregís errores ortográficos o gramaticales, o conceptos. Los que me ayudáis a crecer, en una palabra. Los que en el fondo, me habéis adoptado para que de una manera u otra, participe en vuestras vidas.
Hoy es Navidad y la verdad, me daba cierta pereza ponerme a competir con la cola que arrastra que nuestro monarca se pusiera ayer una corbata morada, más que nada, un suponer, para que comprendiésemos que Paco Marhuenda y su tropa de La Razón, además de sesgadillos, pueden resultar pelín daltónicos en según qué casos. Así que me he tomado la libertad de hablar del premio, entre otras cosas, porque desde que terminó la temporada de SafetyCast de este año y abramos la siguiente, se nos puede pasar el arroz.
Hasta que no empecé a escribir en este blog, no había recibido premio personal alguno, ni como ilustrador ni como escritor ni como nada de nada. Disfrutaba de algunos reconocimientos, pero como parte integrante de proyectos. Y fue Mai [F1byMai] quien abrió fuego primero. Era aquel uno de esos premios entre blogueros que algunos incluso despreciaban por demasiado ñoños. Pero yo no lo hice, y lo cierto es que aquello me acabó dando suerte, aquí y ahí fuera, donde hace frío y llueve.
Tengo algunas cosillas en las estanterías y en las abundantes cajas de cartón que me rodean a diario. Destacaría de entre todas ellas, que un club de slot de Sestao, del que ni siquiera sé si sigue existiendo, le puso por nombre «Orroe» a una curva, y hasta se molestaron en hacerme llegar el correspondiente recordatorio. O que tras servir por tres veces como jurado en el Concurso de Cómics de la Noble Villa de Portugalete, la corporación municipal me distinguió con una Torre de Salazar que guardo como oro en paño...
Pero los SafetyCast son especiales. En las cuatro ediciones que se han celebrado, hemos sido finalistas siempre. Ganamos la de 2012. Doblamos la rodilla frente a Virutas de Goma en 2013, y en idéntico decorado, en 2014, frente a Mis Pasiones, del siempre grande Charly Barazal. Pero de nuevo hemos recuperado la corona en 2015, que es a lo que vamos. Este año ante Virutas y Ángeles en la Cabeza, y os juro que quedar por delante del enorme trabajo que realiza J. M. Díaz Olmo, ahora en CarAndDriver, a quien leo en cuanto publica, debería llenarnos de orgullo y satisfacción, que diría don Juan Carlos.
Pero para mí todo esto viene en paquete doble envuelto en mismo papel de regalo, porque como sabéis, desde mayo pasado formo parte del equipo de SafetyCast Podcast cada lunes cuando me toca por escaleta o se hace menester cubrir un hueco, junto a Marietta, Leonor, Mariela, María, Roberto, Antonio, Juan David, Germán, Bernardo, David (seguro que me olvido de alguien, oh, wait!), y bajo la batuta láser de Jordi y su manía de poner el «mute» o llamarnos al orden cuando pretendemos ser indecorosos o irreverentes...
Ha sido un año bueno en todos los sentidos, y tocaba daros las gracias. Hoy es Navidad y tal vez sea el momento perfecto.
Os leo.
Comenté algo al respecto hace una semana, pero puntualizando sobre la manía que tienen algunos de quitar brillo a lo que consiguen los demás, por aquello de conciliar el sueño y dormir a pata ancha, porque si no, no me lo explico. Pero no se me olvidó utilizar la primera persona del plural, ya que siempre he considerado, y desde luego, sigo considerando, que Nürburgring es más vuestro que mío.
Es sencillo de entender: yo tengo un momento malo o bueno, o huevón, que diría aquél, y se me pasa escribiendo un rato con la Fórmula 1 de telón de fondo, pero los que dais sentido al invento sois los que leéis mis idas de olla, los que participáis con comentarios, los que me corregís errores ortográficos o gramaticales, o conceptos. Los que me ayudáis a crecer, en una palabra. Los que en el fondo, me habéis adoptado para que de una manera u otra, participe en vuestras vidas.
Hoy es Navidad y la verdad, me daba cierta pereza ponerme a competir con la cola que arrastra que nuestro monarca se pusiera ayer una corbata morada, más que nada, un suponer, para que comprendiésemos que Paco Marhuenda y su tropa de La Razón, además de sesgadillos, pueden resultar pelín daltónicos en según qué casos. Así que me he tomado la libertad de hablar del premio, entre otras cosas, porque desde que terminó la temporada de SafetyCast de este año y abramos la siguiente, se nos puede pasar el arroz.
Hasta que no empecé a escribir en este blog, no había recibido premio personal alguno, ni como ilustrador ni como escritor ni como nada de nada. Disfrutaba de algunos reconocimientos, pero como parte integrante de proyectos. Y fue Mai [F1byMai] quien abrió fuego primero. Era aquel uno de esos premios entre blogueros que algunos incluso despreciaban por demasiado ñoños. Pero yo no lo hice, y lo cierto es que aquello me acabó dando suerte, aquí y ahí fuera, donde hace frío y llueve.
Tengo algunas cosillas en las estanterías y en las abundantes cajas de cartón que me rodean a diario. Destacaría de entre todas ellas, que un club de slot de Sestao, del que ni siquiera sé si sigue existiendo, le puso por nombre «Orroe» a una curva, y hasta se molestaron en hacerme llegar el correspondiente recordatorio. O que tras servir por tres veces como jurado en el Concurso de Cómics de la Noble Villa de Portugalete, la corporación municipal me distinguió con una Torre de Salazar que guardo como oro en paño...
Pero los SafetyCast son especiales. En las cuatro ediciones que se han celebrado, hemos sido finalistas siempre. Ganamos la de 2012. Doblamos la rodilla frente a Virutas de Goma en 2013, y en idéntico decorado, en 2014, frente a Mis Pasiones, del siempre grande Charly Barazal. Pero de nuevo hemos recuperado la corona en 2015, que es a lo que vamos. Este año ante Virutas y Ángeles en la Cabeza, y os juro que quedar por delante del enorme trabajo que realiza J. M. Díaz Olmo, ahora en CarAndDriver, a quien leo en cuanto publica, debería llenarnos de orgullo y satisfacción, que diría don Juan Carlos.
Pero para mí todo esto viene en paquete doble envuelto en mismo papel de regalo, porque como sabéis, desde mayo pasado formo parte del equipo de SafetyCast Podcast cada lunes cuando me toca por escaleta o se hace menester cubrir un hueco, junto a Marietta, Leonor, Mariela, María, Roberto, Antonio, Juan David, Germán, Bernardo, David (seguro que me olvido de alguien, oh, wait!), y bajo la batuta láser de Jordi y su manía de poner el «mute» o llamarnos al orden cuando pretendemos ser indecorosos o irreverentes...
Ha sido un año bueno en todos los sentidos, y tocaba daros las gracias. Hoy es Navidad y tal vez sea el momento perfecto.
Os leo.
2 comentarios:
Atrasadas Enhorabuenas , aunque no me extraña pues aquí se aprende de F1 , de literatura y de la vida , gracias por existir
Gracias a tí, Jose, porque si ya era un placer leerte, el placer se duplica al poder escucharte interactuando con la familia Safetycast
A ver si los astros nos permiten ir a los premios 2016 y estrecharte la mano
Felices Fiestas!
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