Teenage winter

Pensaba dejarlo para este viernes, en realidad no sé por qué, pero visto que Fernando no quiere dejarme escapar, he pensado que qué mejor que hoy lunes de resurrección para deciros que tras sopesar los pros y los contras, he decidido dejar por escrito que me tendréis que aguantar 558 entradas más.

Siendo de letras soy de números redondos. Cosas de la vida. Uno no es perfecto y tiene sus cosillas, y aunque siento que podría dejarlo cuando me dé la real gana, como los drogadictos, soy consciente de que necesito excusas rotundas para enfrentarme al mono, clavos ardiendo a los que agarrarme mientras me retuerzo sobre el entarimado apretándome el estómago, y qué mejor que cifras netas...

Pasé las 500 y luego vinieron las 1.000. El mes que viene haremos juntos las 1.500... ¿Qué tal 2.000?

Cinco años y unos meses perdiendo la inocencia a vuestro lado, yendo de aquí para allá en pelota picada, soñando que con cada letra y cada línea contribuyo a que este mundo sea mejor. No sé, a lo mejor me equivoco, como tantas y tantas veces, pero 2.000 entradas suena lindo para una retirada. Al fin y al cabo siempre podré decir que he escrito más páginas que un best seller de esos que venden lo que jamás he vendido con uno de mis libros, pero sobre todo, podré decir que he disfrutado como un jabato aunque a veces cueste lo que no está escrito ponerse aquí, frente al teclado, limpiar la mente, aclarar las ideas, despejarme, relajarme, en una palabra, soñar que se puede, que puedo, todo para volcar en este espacio hilos sutiles que tejen mundos finísimos en un entorno que abusa de las cuerdas de esparto.

Como de costumbre, no me arrepiento, ¡faltaría más! Como de costumbre, también, tengo que decir que sois vosotros y no yo quienes suponéis el alimento de este blog, el detonante que me anima a acercarme a él cada noche, o cada mañana o cada mediodía; la luz al borde del horizonte que me hace seguir, porque ser de letras en un mundo de números supone un aliciente, interpretar a Rick Grimes en un mundo plagado de zombies, un gritar ¡a por ellos! en un universo difícil que aunque a veces se ponga muy cuesta arriba, sigue molando no como el primer día (¡quita!), sino como el primero de aquellos en los cuales empecé a tener conciencia de que alguien, al otro lado de mis tonterías, leía mis idas de olla sin siquiera dejar miguita de pan a su paso.

En épocas de barbecho no bajamos de 600 visitas, en la cresta de la ola llegamos a las 2.000 y pico. A mí me valen. Van cinco años y cuatro meses, y por ser sincero no sé por qué no pueden ir otros tantos  si yo disfruto y vosotros seguís estando a mi lado. Dejemos el asunto en que arrearé hasta las 2.000 entradas y luego me lo pienso. Y mientras tanto, sea invierno o verano, yo os espero cada noche y vosotros hacéis de vuestra capa un sayo. Eso sí, que estén los campos de trigo agostados por el frío o florecientes ante el espejismo de un sol que nos ilumina a todos por igual, que la ilusión no decaiga por nada del mundo. Yo os leo, siempre os leo...