miércoles, 22 de enero de 2020

Dos Zandvoort en uno


Los Grandes Premios de Vietnam y Países Bajos tienen hora con el médico muy temprano en el calendario de este año. El asiático va para el fin de semana del 5 de abril y el neerlandés supone el retorno del Circus a Europa, concretamente, la carrera se disputará el 3 de mayo, una semana antes del Gran Premio de España. Y bueno, me ha dado por andar de jubileta por Google mirando cómo van las obras y si los encofrados están bien hechos, y lo cierto es que no hay riesgo aparente de que no se cumplan las fechas.

El de Hanoi me preocupaba menos que el holandés, la verdad. Los circuitos urbanos tienen esa cosa previsible que los hace fijos en la quiniela aunque las asfaltadoras y aplanadoras trabajen apurando los últimos instantes antes de que den comienzo los entrenamientos. Por el contrario, los trazados permanentes siempre se me han antojado algo más complejos de sacar adelante, incluso contando con que se trate de una profunda remodelación sobre un dibujo anterior, caso de Zandvoort.

Imagino que recordáis que Donington Park estaba previsto (y anunciado) que albergaría el Gran Premio de Gran Bretaña a partir de la temporada 2010, pero el descomunal retraso en las obras y algún tema económico y legal entre propietarios y arrendatarios, llevaron a Bernie Ecclestone a desestimarlo a finales de 2009 para apostar por Silverstone.

Más o menos por esas mismas fechas, Yeongam nos vacunó de sustos para lo que nos faltaba de vida. El Gran Premio de Corea se preveía un antes y un después que iba a durar hasta 2021, pero se quedó en un agobio extenuante hasta que pudimos comprobar que la prueba se celebraba en una especie de pista de Scalextric situada literalmente sobre la nada, que sólo permaneció con nosotros hasta la campaña 2013. Las infraestructuras tenían de tales sólo el nombre, y mientras duró el infierno era bastante común que los aficionados nos refiriéramos a él como «el patatal»...

Me estoy distrayendo, diculpad. Los circuitos permanentes suponen una obra civil de campanillas y sí, como mencionaba hace unos párrafos, me preocupaba que el nuevo Zandvoort no estuviera listo pero se ve que me equivocaba de plano. La marea naranja prácticamente ya tiene circuito, y si nada se tuerce lo estrenará a primeros de mayo próximo, y tendremos mucho de qué hablar porque el viejo Zandvoort era un clásico y rebosa anécdotas.

Os leo.

1 comentario:

Fabian Prieto dijo...

Desde que no se manden un Paul Ricard con la remodelación de Zandvoord, estará todo bien. Los circuitos clásicos europeos suelen ser los que mejores carreras dan. Al de Vietnam si no le doy un duro, unas vistas de postal para una procesión de cochecitos de colores. Otro Sochi, o Bakú que a menos que alguien se piñe, no hay espectáculo.