El Vettel que me interesa

Os sorprendería la cantidad de cosas raras que hago a diario. Ha hablado Irvine sobre Vettel y me ha pasado parecido a cuando leí a Marko hablar sobre la Formula E: se me ha escapado una sonrisa como la del tipo del anuncio que se despierta y asimila sentado en la cama que es millonario.

No está mal que la verdad acabe aflorando aunque habría preferido que las verdades de Eddie se hubieran vertido cuando hacían falta, o mejor dicho: cuando le habrían servido de algo al Sebastian que crecía entre algodones. Y es que todo esto me parece una irvinada más, que como todo lo que rodea a este tipo impagable surge más que de una reflexión profunda, de la necesidad que tiene el norirlandés de andar metiendo el dedo en salva sea la parte de todo el mundo, mayormente de aquellos que considera dianas de sus hazañitas bélicas.

Vettel no lo anda pasando bien y honestamente pienso que Eddie ha querido mearle encima. La mayor parte de las cosas que dice del alemán serían aplicables a su compatriota Hamilton, que no es por nada, pero también se expuso lo suyo a hacer chorradas durante 2016, incluso antes, en 2014 y 2015. Tampoco es que no se ajusten a la realidad, aunque Sebastian es como es y parece tarde para cambiarlo. Y aquí entra el momento elegido para sacar la lengua a pasear, y obviamente, también entra el carácter esencialmente tocahuevos de Irvine, y con el sable desenvainado...

¿Nos cuenta algo nuevo? Pues no, damas y caballeros, Eddie no nos cuenta nada nuevo aunque la oportunidad haya convertido sus dardos en una nueva losa que tiene que soportar el de Heppenheim ante una campaña que se antoja bastante difícil para él, y esto es lo que me parece feo.

Así que con vuestro permiso, puesto que al Vettel de Irvine me lo conozco de sobra, prefiero escribir sobre el que realmente me interesa: el que va a tener que lidiar con una Ferrari en reestructuración y con un compañero nuevo como Charles Leclerc.

Sebastian lo tiene complicado pero no hay razones objetivas (de momento) para pensar que no puede modificar el escenario. Si por un casual Maranello da en la tecla, un suponer, y el bicho rosso de este año es manifiestamente superior al W10 de Brackley vamos a tener Vettel hasta en la sopa, y es que lo de one trick pony no es cualidad exclusiva de nuestro protagonista. Lewis, sin ir más lejos, también necesita toneladas de cariño, que todo el equipo ponga su enfoque en él, y contar con un pepino debajo del culo porque en la era híbrida, si no hay pepino: rien de rien!

Sí es cierto que el británico está más hecho y resulta más denso que el alemán, no voy a negarlo ni lo pretendo, pero las constantes de nuestro deporte no dejan espacio para demasiados trucos ni para auténticos alazanes por mucho que Irvine los recuerde. A día de hoy el piloto está supeditado al equipo y a lo que éste le da, y éste es un diagrama muy complicado de romper. Vettel no lo ha hecho bien pero como hago todas las temporadas por estas mismas fechas: año nuevo cuenta nueva...

¿Está compleja la cosa? Pues sí, pero como el trasto de La Scuderia salga más buenorro que los dos últimos, sin duda no habrá nadie mejor en la actual parrilla para conducirlo que el piloto que más réditos saca de las posiciones dominantes, y sinceramente, más que ajustar cuentas con un pasado que me conozco al dedillo, prefiero agarrarme a esta posibilidad, al menos hasta que la realidad me contradiga. Luego, si eso, independientemente del resultado, seguiré diciéndole lo que pienso en el momento oportuno, más que nada por si me lee y le sirve a él de algo.

Os leo.