Aunque parezca lo contrario, la era postBernie aún no ha comenzado. Ni ha habido tiempo material para ello ni es tan sencillo.
Sí es lógico pensar que Casey y su equipo se han puesto inmediatamente manos a la obra ya que han aflorado diferentes noticias que así lo atestiguan, pero se está actuando en el ecosistema de la Fórmula 1, no en la competición como tal. Ésta sigue tan desigual como de costumbre, y si me lo permitís: tan contaminada como siempre.
Manor acaba de desaparecer, por ejemplo, y Sauber inicia esta campaña a la pata coja mientras Force India podría empezar a pasarlas canutas antes de primavera... El tema económico no está resuelto ni se espera que lo esté en un corto plazo de tiempo, e inevitablemente, esto afectará a la calidad del deporte y el espectáculo al menos durante un par de años o tres más.
No es ponerse en lo peor, sencillamente es lo que hay. No todo es bonus Ferrari y tampoco es pesimismo señalar que los equipos fabricantes juegan con ventaja frente a los clientes a los que proveen. Ni constatar que una escudería como Red Bull cuenta en pista con cuatro coches y pilotos gracias a la inestimable contribución de Toro Rosso que mencionábamos ayer, que podrían ser seis y seis si las cosas se ponen delicadas en un final de año apretado, una idea, y una Renault poco comprometida con el campeonato decide sacrificar sus peones en la guerra de Milton Keynes, otro suponer, por ser copartícipe de un Mundial de Marcas...
La desigualdad está instalada en la parrilla porque así ha resultado más fácil manipularla. Ha sido el estilo Bernie hasta hace bien poco, y, como mencionaba hace un par de semanas, desfacer este tuerto va a ser una de las tareas más arduas y complicadas a las que tendrá que enfrentarse Ross Brawn.
Obviamente, la mano americana se va a notar desde Melbourne. Liberty ha tomado las riendas y uno de sus primeros pasos se ha encaminado a dejar a los pilotos competir en pista. Lo notaremos, sin duda, pero eso no cambia que el meollo siga estando bastante podrido, lo que nos pone en que la prometedora normativa 2017 se puede quedar en nada como Pirelli no esté a la altura.
Anteayer, Jero (Garzón) me enlazaba en Twitter un artículo de Craig Scarborough aparecido en la revista Auto Sprint de esta semana [Frenata esagerata; pags. 20 y 21], en el cual, el experto británico explica cómo el tipo de vehículo y neumáticos que veremos en breve se enfrentarán a nuevas dinámicas durante la fase de frenado. También menciona su efecto sobre la recuperación de energía, cuestión que, por cierto, apuntamos nosotros en diciembre pasado [Oda y alabanza del frenado].
Me habría gustado que de este tipo de cosas se hubiese hablado a partir del Gran Premio de Bélgica de 2015, cuando la FIA y Pirelli decidieron imponer manu militari presiones y camber, pero bien está que aterricemos todos, aunque sea tarde, en que si la milanesa no ha hecho un buen producto para 2017, se resentirá el comportamiento de los vehículos, desde el chasis a los MGU-K. En unos más que en otros, lógicamente. Pero, seguramente, en los que han participado en las pruebas de Pirelli durante 2016, menos que en los demás.
Esto también era muy de Bernie...
Os leo.
Esto también era muy de Bernie...
Os leo.
1 comentario:
Veremos con el tiempo qué hace Liberty con la F1. La categoría ha sobrevivido mejor o peor a los avatares mas diversos. Hubo épocas con huelgas de pilotos, con un par de muertos por año, con tantos autos en la grilla que había que descartar los mas lentos, ...
Lo de la disparidad ojalá se arregle en algún momento. Se extrañan esos tiempos con mucha lucha en pista, donde el peor auto de la categoría no terminaba a tres vueltas del ganador. Honestamente no veo que vaya a suceder en poco tiempo; los equipos poderosos posiblemente no vayan a ceder sus privilegios.
Liberty actuó rápidamente con respecto a los adelantamientos y maniobras, es cierto. Si las reglas son claras, pues entonces bienvenidas sean. Molesta cuando los comisarios actúan de un modo diferente de acuerdo a cada maniobra, por lo que una vez establecidas las reglas deben aplicarse a todos por igual.
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