El primer Renault de la nueva era ha sido presentado a primera hora de esta tarde, no sin antes haber hecho sudar la gota gorda al respetable que habiendo almorzado temprano para no perderse el evento, se ha visto obligado a tragar con un larguísimo acto protocolario previo —que muy bien podía haberse trasladado al final—, para disfrutar de su contenido y de los bonitos pijamas que vestían Palmer y Hulkenberg durante el acto.
El RS17 nos ha deslumbrado vistiendo la librea más bonita de las tres que llevamos vistas. Aparte de esta visión minimalista de valorar la filosofía de diseño de un vehículo ajustado a la normativa 2017, tengo que decir que me ha sorprendido el enorme paso adelante que supone con respecto al RS16 del año pasado. Luego, tras valorar que el Renault de 2016 era en la práctica un Lotus E23 de 2015 pasado a limpio y vestido de amarillo, obviamente se me ha pasado.
No obstante, quitaros el caloret de encima porque la valoración que voy a hacer es positiva, aunque con algunos peros. Y es que cuando pretendes parecerte al equipo al que le estás suministrando motores tienes que asumir un montón de riesgos, muchos de ellos inasumibles si no planteas los apaños correspondientes para que el desastre no te pase una severa factura, y en el caso que nos ocupa, al menos he detectado tres: soportes del alerón delantero elongados hacia atrás, flap intermedio a la salida del boat y generosa aleta de tiburón.
Así las cosas, el RS17 de Renault es un todo abajo obligado por las circunstancias, no con aspiraciones puras, como en el caso del render del FW40...
De delante hacia atrás, como de costumbre, nos encontramos con una nose con forma de trapecio fino, que nace en una punta con radomo y dos aberturas a los lados, que sube estrechándose hasta la altura de los brazos de suspensión para ancharse de nuevo y fundirse con la parte inicial de la célula de seguridad del habitáculo, en la cruz de la que hablábamos esta mañana [Faltan algunos kilos].
El tránsito de superficies (aquí) no es suave como en el caso del Williams o el Sauber, sino más descarado, pero como se percibe en el volumen una abertura superior que se corresponde a la zona de aspiración del S-Duct, podemos colegir, que este año, Renault paliará el aumento de superficie del morro colocando un vector de presión vertical casi en la perpendicular del eje delantero.
Hasta aquí todo bien, que diría aquél. Lo dudoso surge de la necesidad de prolongar horizontalmente los soportes que sujetan el alerón delantero a la nariz del vehículo. Necesitado de aire que alimente el fondo plano pero incapaz de diferenciar el Y250 del aire que cincunda la nose sin que interfieran un flujo con otro, la solución pasa inevitablemente por separarlos desde la acometida, aunque eso suponga un menor aprovechamiento del caudal delantero porque hay más posibilidades de generar drag.
Y llegamos al boat. Y como la solución en la nose es de compromiso y llega a la zona del splitter forzada, hay que meter un flap curvado entre la carrocería y el deflector lateral para que el Y250 haga bien su trabajo y para que se bifurquen el flujo que extraerá el aire del fondo plano y el que llegará circundando la carrocería hasta el difusor, previo paso por un sorprendente bargeboard que es, a la vez, tan cuadradote como entallado.
Drag aquí y drag allá, nos hemos puesto en la mitad del vehículo y ya sabemos que la punta del RS17 será lenta aunque bastante estable, a costa de un aumento de la resistencia al avance (drag), lo que traslada el problema lo más atrás posible. Si me permitís la osadía: a lo Red Bull.
Bien, el enfoque del RS17 está depositado delante y para que la zaga no se vaya se baretas, ponemos una aleta de escualo que facilite por un lado la estabilidad en orden de marcha, y por otro, que los flujos laterales lleguen diferenciados al punto de aspiración que supone la salida de escape (única).
La zaga se ciñe lo máximo posible y los pontones son escuetos para que haya suficiente aire con dirección al difusor. Lógicamente, hace falta un divisor que haga la labor de lo que consigue Sauber con su torneado en tres etapas o Williams jugándosela a que los flujos superiores y medios interfieran entre ellos. Pero Renault nos sale con un flap horizontal que une la carrocería con el delicado y precioso deflector lateral a la altura del inicio del suelo del vehículo...
Querer ser Red Bul es arriesgado, apostar a sólo el fondo plano es jodido de narices, pero bien merece un aplauso la intentona de Enstone por parecerse, a base de ñapas, al equipo para el cual andará acumulando kilómetros y rodaje La Régie toda la temporada.
Como laboratorio móvil 2.0, el RS17 es una puñetera delicia y vistosa de narices, y seguro que bate a Haas y Sauber. Otro asunto es que supere sus problemas de adolescencia de aquí a Abu Dhabi, porque una cosa es pretender parecerse a un engendro parido por Adrian Newey, y otra bien diferente: conseguirlo.
Os leo.
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