Yo también me parezco a Senna

Todos nos parecemos al paulista cuando abrimos una cuenta nueva en un banco, por ejemplo, firmamos por un nuevo proveedor de telefonía o empresa suministradora de gas y electricidad, etcétera, así que qué os voy a contar que no sepáis, si me consta que también vosotros os habéis parecido al menos una vez en vuestra vida a Ayrton Senna.

Otra cosa bien distinta es que te lo digan, o mejor expresado: que te lo puedan decir. 

Ahí entramos en terreno resbaladizo porque como le ocurre a mi madre, que no conoce al brasileño, es imposible que me endulce el oído con cosas así, o suceda que en mi caso, como soy más de Prost, lógicamente mi hijo me recuerda constantemente al francés y como tal, aspiro a llamarle algún día le professeur si no me da dos castañas antes.

Pero retomando el hilo. Todos tenemos un enorme talento natural que se nos ve a las primeras de cambio; todos destacamos de una u otra forma como nadie ha hecho jamás; todos, repito y termino, nos parecemos a Ayrton hasta que cuando empiezan a venir mal dadas o ligeramente torcidas sobre las previsiones, descubrimos que el parecido con Magic no servía de absolutamente nada, porque somos tal cual somos y se nos mide por tan humano rasero.

Dicho lo cual, Helmut Marko, que quien como sabemos de sobra, cada vez que abre la boca hace que suba el precio de la barra de pan, afirmaba recientemente que Max Verstappen se parece a Senna como en su día se parecieron a él Lewis Hamilton o el propio Sebastian Vettel.

Nada nuevo en este sentido: figura que emerge en Fórmula 1, figura que tarde o temprano acaba siendo relacionada con una fotocopia del tricampeón. Y reconociendo que a pesar del desgaste que supone para el nombre del paulista que se use tantas y tantas veces en vano, me maravilla que el truco siga manteniendo intacta toda su magia, con lo cual, me pregunto si no sería más lógico dejarse de tanta chorrada y aspirar a que el hijo de Jos descubra su propio camino y con el tiempo, sea juzgado tan solo como Max Verstappen.

Estoy seguro de que él lo agradecería y desde luego, os puedo jurar que yo también, pues entre otras cosas, yo también me parezco a Senna aunque mi madre no me lo diga, ni mi vida me lo reconozca.

Os leo.