sábado, 14 de junio de 2014

Diversidad y metamorfosis #25TLM [02]


Mi relación con el mundo de la Resistencia y en especial con las 24 Horas de Le Mans está repleta de altibajos y en ella existe más de un agujero negro. Con la Fórmula 1 también me ha pasado y sin duda me pasará de nuevo.

Lo que no me ocurre con la segunda y sí me pasa con la primera, es que cada vez que retorno al redil me encuentro con un mundo totalmente cambiado.

Puede parecer una tontería del tamaño de un piano pero como me sucede siempre y más de una vez me he referido a este asunto en este mismo blog, quizás resulte interesante recordar que el interés de este milagro podría estar en el escenario técnico que propone la prueba francesa. Regulado, sí, pero siempre abierto a las iniciativas creativas tanto mecánicas como formales.

Es cierto que han existido etapas dominadas por un determinado planteamiento, pero incluso en esos momentos existía un amplio espacio para las innovaciones, de manera que ante tal o cual esquema vigente siempre había alguna manera de meterle mano, bien explorando alternativas en los propulsores o aplicando nuevas tecnologías y nuevos materiales en la construcción de los vehículos.

Y es que la diversidad es uno de los ejes sobre el que rota el innegable atractivo de la Resistencia, de forma que con un mismo reglamento, las respuestas que dan los constructores son tan diversas como permitan sus presupuestos y sus expectativas, ya que gozan de una libertad que los aficionados a la Fórmula 1 ya quisiéramos que reinase en nuestro querido deporte.

El único margen lo marca el rendimiento durante la carrera o el campeonato. Si aciertas, prosperas y vences o convences. Si yerras, sigues madurando la idea o la metes en un cajón tras haber agachado las orejas en pista. El sistema es tan sencillo como en apariencia magistral, ya que de él se deriva un trabajo que suele contemplar varios años de desarrollo, lo que a su vez implica que exista una actitud de metamorfosis constante que acaba aflorando en cada edición y que permite al aficionado fiel disfrutar año tras año y a los que como yo son menos leales, redescubrir el mismo mundo cada vez que posamos los pies en él.

Si en la entrada anterior mencionaba cómo Le Mans ha sabido sumar casi siempre su pasado y su tradición a pesar de vivir periodos bastante sosos, en esta quiero recalcar precisamente lo que a mi modo de ver hace a la Resistencia tan diferente de la Fórmula 1 en la actualidad y está en la base de esa trashumancia que está llevando a muchos aficionados a la segunda, a encontrar en la primera lo que no hallan ni por asomo en el idílico paraíso de la búsqueda del espectáculo con normativas de hierro colado y abundancia de fuegos de artificio.

Y sí, la diversidad y la capacidad de metamorfosearse constantemente en base a unos mimbres comunes y bien delimitados que permiten sin embargo que la creatividad ponga el resto, es una de las mejores bazas que ofrece al amante del motor el universo de las carreras de aguantar lo que te echen con tal de terminar primero o concluir, sin más.

1 comentario:

J-CAR dijo...

¿Transhumancia?
Alonso,García Abad y Bendinelli en el box de Audi con Gené y Doc Ullrich.
Para ir animando la silly season.
XDDDDDD