Fiel a los bocetos que ofreció en primicia F1 Racing la semana pasada, el FW36 de Williams rodaba ayer en el circuito de Jerez con Valtteri Bottas al volante.
Sin apenas publicidad sobre una carrocería de un color azul que ofrece un aspecto bastante espartano, el vehículo británico confirmaba que ha sido diseñado para albergar la unidad de potencia de Mercedes-Benz (el año pasado, Williams utilizaba el motor V8 de Renault) y dar respuesta a la nueva normativa, a la vez que para preservar las constantes identitarias de la casa, a saber: una zaga generosa en espacio que sin el estorbo del beam wing y careciendo de soportes centrales para el alerón trasero, parece incluso más grande que en los anteriores monoplazas de Grove.
Fino y compacto, el FW36 destaca además de por su área posterior, por un volumen central muy rotundo, en todo caso necesario para albergar el intercooler, radiadores y servidumbres del propulsor germano, y por un morro que coherente en toda su superficie y formas, que comienza en el ya imprescindible apéndice nasal para terminar a través de una suave curva, en el inicio del habitáculo donde se aloja el piloto.
En líneas generales se podría decir que es un Williams más, sino fuera porque la unidad Mercedes-Benz que lo propulsa obliga a disponer de aberturas de aireación de tamaño grande en los pontones, circunstancia que a su vez, ha derivado en un torneado en apariencia muy elaborado de los mismos, tanto en su terminación posterior como en su perfil de unión con el fondo plano, lo que apunta a que de nuevo, la zona del tren trasero y difusor van a ser los protagonistas principales.
Para terminar, y sin que el rake parezca excesivo, decir que la apuesta por el sistema de suspensiones sigue siendo la combinación más utilizada por la parrilla (salvo el F14-T de Ferrari), nos referimos, cómo no, a la convencional pull-rod trasera y push-rod delantera.
Nos leemos.
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