Las escuderías han empezado a jugar al gato y el ratón con nosotros a
cuenta de que se presentarán los nuevos monoplazas sin que hayamos
disfrutado de un miserable entremés.
Lo poco que hemos visto hasta ahora se ha basado en los típicos
frontales, escorzos o perfiles, de una tela que tapa un objeto, aunque
ha habido quien ha recurrido al cachondo ejercicio de utilizar alguna
estampa vieja con tela y objeto, por supuesto, o incluso a enseñarnos un
atisbo de F3 previamente oscurecido al Photoshop. Todo con la intención
de que sigamos comiéndonos las uñas mientras todavía deshojamos la
margarita de cómo serán los vehículos de 2014.
En este sentido, quien se ha llevado la
palma en cuanto a ingenio se refiere ha sido Lotus. La de Enstone ha
apostado por el minimalismo puro y duro, consciente supongo, de que no
hay nada más sugerente en el mundo que un trocito de historia, un encaje
o un brillo de pendiente en una oreja insinuada…
Estamos en sus manos y habrá que prepararse para lo peor. Pasados
aquellos bellos momentos en que los vehículos se materializaban ante los
ojos de los espectadores y asistentes a los respectivos eventos,
vivimos instantes en los que el oropel gana por goleada a los hechos. El
hype que dicen los finolis, campea a sus anchas e impone sus reglas, de manera que por no avisar
al enemigo, las presentaciones se reducen de un tiempo a esta parte a
enseñar cosas no fundamentales, a dar una idea lo más aproximada posible
mientras el ruido ambiente distrae la atención lo suficiente como que
al de dos días o tres, existan al menos quince explicaciones diferentes
sobre el mismo suceso.
Es el signo de los nuevos ahoras. Volátiles todos ellos, artificiales
sin duda, dispuestos ahí a la hora prevista para que miles de
aficionados se dejen los ojos frente a las pantallas de sus ordenadores
intentado dar con el quid los primeros y así lo proclamen en la
red de redes, todos a una como en Fuenteovejuna, sin que importe
demasiado que la prisa nos impida atender a que los monoplazas que
veremos en breve diferirán bastante de aquellos otros que con similares
vitolas, abrirán la temporada en Melbourne. Esos serán los buenos, para
qué os voy a contar.
Sea como fuere, aun transigiendo a regañadientes con el engaño, la
cosa de esta semana pinta extraordinariamente bien. 2014 estrena un
reglamento técnico que afecta a la mayoría de constantes que definen un
coche de carreras, con lo cual, las novedades van a serlo aunque no
quieran. Otra cosa será lo que disfrutaremos realmente en las próximas
semanas, como veníamos diciendo, porque la normativa FIA se comienza a
aplicar a partir de la primera carrera, nunca antes, lo que deja lugar a
que las exploraciones más o menos creativas puedan hacer acto
de presencia y quién sabe, a que exista incluso algún brindis al sol por
aquello de socavar la moral del rival o llevarle a equívoco (magistral
estuvo lo de Red Bull con las pegatinas en el RB6). En todo caso, esta
pretemporada viene lo suficientemente cargadita como para que podamos
barruntar que nadie va a estar por la labor de perder el tiempo tentando
a la suerte, la paciencia del enemigo, o acaso sopesando los límites de
la FIA.
Ahora bien, conviene recalcar para que nadie se lleve a engaño, que
los monoplazas que empezaremos a ver en unos días son los primeros
pasados a limpio de los correspondientes diseños. Algo coyuntural en
todo caso, que se irá perfilando conforme avancen los entrenamientos y
nos acerquemos al fin de semana del 16 de marzo, momento en que debería
estar todo listo y probado.
¿Querríamos más? Por supuesto que lo queremos, y yo el primero, pero
esto es como la historia del chocolate y el agua, una preciosa historia
de desencuentro que a lo mejor tiene final feliz.
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