Con la temporada vendida y equipos como McLaren o Ferrari pensando ya
en otra cosa, y Mercedes AMG haciendo lo imposible para no aguar el
festival de Bernie en pago por los favores recibidos, hay que ser muy
gañán o algo peor, para no entender que entre «Es algo raro, a menos
que todos quieran que les demos neumáticos a Red Bull para ayudarles a
ganar el Mundial, que eso es lo que parece. Creo que está bastante
claro. Solo hay un equipo que se beneficiaría de un cambio, y es Red
Bull», palabras pronunciadas por Paul Hembery a mediados de mayo pasado, y lo que estamos disfrutando en la actualidad, sólo se puede tender una línea que
guste o no, señala la evidente manipulación de una temporada que ya se
iniciaba sosa de narices, pero que carrera a carrera ha ido alcanzando
cotas cada vez más insufribles.
En este escenario, confieso que pensaba que Corea iba a ser un truño
como han sido Bélgica, Italia y Singapur, pero para mi sorpresa,
precisamente en mitad del erial he recobrado esta mañana la iluminación
en la figura de Nico Hulkenberg, un tipo que ya me encandilaba en su
etapa en Williams y que tras una sesión con más sombras que luces sobre
Sauber, ha destacado sobre lo divino y lo humano en el patatal de
Yeongam, un circuito que sobra desde el momento mismo en que fue
inaugurado.
Sea como fuere, gracias a la presencia de
Nico en pista, por no mencionar a Kimi y a Romain, de quienes hablaré
en otro momento, y de la voracidad de la escudería suiza donde milita,
que no es por nada pero ya nos mostró el año pasado con su piloto Sergio
Pérez que sabe y quiere aprovechar cualquier oportunidad, por mínima
que sea, para rebañar unos necesarios puntos en el Mundial de
Constructores de cara a conseguir patrocinadores y cubrir su
presupuesto, hoy, en un lugar tan inesperado como Corea, he vuelto a
disfrutar de la Fórmula 1.
Nico ha estado soberbio y por muchas líneas que le dispensase no
evitaría quedar redundante y corto. Está hecho y sólo necesita una buena
herramienta con la que trabajar, ahí lo dejo, lo que nos pone en que es
una lástima que con la sesión 2013 prácticamente concluida, el alemán
todavía no sepa dónde va a sentar sus posaderas el año que viene,
síntoma evidente, también, de la corteza de miras que reina en el paddock.
Aunque bien mirado no debemos quejarnos, porque a Nico Hulkenberg
podría pasarle como a Lewis Hamilton, un piloto al que su actual
escudería sigue poniendo bridas para que no saque todo lo que lleva
dentro sobre un W04 que después del verano, sólo resulta vulnerable con
neumáticos fríos o cuando el wall anglo alemán de la estrella de tres puntas decide que el espectáculo sobre el asfalto ha terminado. Algo triste en todo caso…
No obstante, me reconforta saber que incluso el aparatich nos
da la razón en lo relativo a lo que consideramos deporte y competición y
por tanto al sustrato de nuestras habituales quejas por lo recibido a
cambio, ya que la realización del Gran Premio de Corea apenas ha
dedicado a Sebastian Vettel 10 minutos durante toda la prueba,
concentrando sus esfuerzos en retratar las batallas que se han dado en
la zona media y media alta de la parrilla, porque allí había miga en
Yeongam, como ha habido siempre en todos los circuitos, y en las que
cabe enmarcar las evoluciones de un señor piloto que hoy por hoy, carece
de asiento para 2014. ¿Alguien lo entiende?
1 comentario:
Pues sí, al final ha valido la pena levantarse a ver el espectáculo ofrecido por los pilotos.
Lo de Nico es para escribir un libro, uno de los pilotos con más talento de los últimos años deambulando en busca de un asiento. Mientras, los equipos hablando con Massa para un posible fichaje. A mí que me lo expliquen que no lo entiendo...
Por su parte, el godo volador corriendo solo en ese magnífico trazado que es el coreano, a ver si se acaba este tostón de una buena vez.
PD. Lo del tanque abriendo la comitiva ha sido lo mejor del espectáculo de Bernie and company.
King Crimson
Publicar un comentario