Roscoe espera

Roscoe es a la moderna Fórmula 1 lo que las mascotas de los aviadores de la Primera Guerra Mundial al primer conflicto armado que teñía de sangre los cielos de Europa, un aderezo imprescindible que eleva el nivel de todo cuanto acontece a nuestro alrededor.

Espera paciente a que quien suele llevar su correa, darle galletas y pasearlo en coche, regrese de rodar sobre la pista, y la vida le va y le viene mientras tanto, entreteniéndose en olisquear aquí, rascarse allá y soltar algo de orina acullá. Roscoe marca su territorio actualmente en Mercedes AMG, pero en el fondo, sincerémonos, es un personaje elegante que no aspira a otra cosa que a ser querido en cualquier lugar donde descansen sus cuartos traseros, como le pasa a Lewis o incluso a Sebastian, un piloto este último, que no entiende cómo ofreciendo a la plebe lo que dicen los libros que pide, ande esta silbándole o abucheándole en cuanto lo divisa en lo alto del podio.

Pero hoy no va de perros aunque lo parezca, sino de compañeros de viaje y de la clasificación de Suzuka y por supuesto, de esa manía tan nuestra de dar por muertos a nuestros héroes en cuanto las cosas se tuercen un poco.

No queda temporada, por si alguien todavía no se ha caído del guindo. Se volatilizó en verano y a partir de ahí sólo ha habido algo de esperanza y posteriormente ni eso. Ahora tenemos carreras, capítulos, episodios de una historia cuyo final conocemos todos y por ello, da un poco por el saco continuar leyendo aunque tengamos la obligación de seguir haciéndolo.

Fernando ha calificado octavo en una Q3 que sin duda no pasará a la historia pero tampoco hay que rasgarse las vestiduras. Cuando no llevas un RB9 debajo del culo, los sábados tienes la obligación de jugar tus cartas de manera creativa de cara al domingo y hoy el Nano parece no haber acertado aunque queda por ver qué tal lo hace mañana.

En este sentido, recuerdo que algo parecido sucedió en Valencia el año pasado. La calificación aventuraba una prueba espantosa pero Fernando supo poner una hermosa guinda a un pastel en apariencia mal salido del horno. En 2008, cuando nuestro compatriota conducía un hierro como el R28, en un día como hoy, 12 de octubre, también en Japón aunque aquella vez en Fuji, contra todo pronóstico, con un coche malo y partiendo cuarto, el himno español también sonó en el podio...

Así es la Fórmula 1 y así es Fernando. ¿Que no puede ser mañana?, a mí me va a importar un carajo. Pase lo que pase, seguiré esperando pacientemente a que regrese de rodar sobre la pista mientras me entretengo olisqueando aquí, rascándome allá, señalando mi territorio en cualquier esquina, y dejando que los analistas que apuestan siempre por el caballo ganador, sigan haciendo sus cuentas.

Por cierto, anteayer escribí aquí mismo «seguramente veremos a Sebastian menos cómodo que de costumbre, peleando por la pole hasta sus últimas consecuencias, quién sabe si contra Lewis o Romain.» Ha sido Mark quien se ha llevado finalmente el gato al agua, pero tampoco importa tanto. Suzuka es un circuito difícil y Fernando lo sabe. Los errores se pagan caro, pero queda una carrera por delante para conseguir enmendarlos.

¡Guau!