Fool's overture reprise [Yeongam]

Yeongam es uno de esos circuitos que a mi modo de ver sobran en el calendario, pero allí se celebra el Gran Premio de Corea del Sur —hay que explicar a qué Corea nos estamos refiriendo para que entendamos por qué no se vio por ninguna parte a Kim Jong-un, nieto del mítico ‪Kim Il-sung‬ e hijo del no menos mítico Kim Jong-il, y por qué a cambio vimos al cantante Psy liándose con la bandera a cuadros al dar término a la prueba—. 

El trazado es un tilkódromo pata negra, una consecución de rectas de todo pelo y condición, que se entrelazan a través de una serie de curvas tiradas con bigotera y compás, eso sí, dibujadas en sentido contrario al que siguen las agujas del reloj por aquello de darle algo de gracejo al asunto, sospecho. En origen estaba previsto que estuviese rodeado por una ciudad de ensueño, pero se ve que la crisis aprieta en todos los puntos del globo, porque de momento, Yeongam surge de la nada y hunde sus raíces en la nada, de forma y manera que podemos decir, que entendiendo estas particularidades que acabo de relatar, es comprensible que allí nadie entienda de qué va la F1, y que ésta sea la razón por la cual los comisarios no sepan qué hacer con un coche (el de Rosberg) varado en el lugar adecuado, que los muros resulten amenazantes en algunas zonas, que haya polvo a mansalva por doquier, o que las alfombrillas de hierba sintética acaben en cualquier sitio menos donde deberían estar.

Dicho esto, la carrera comenzaba según lo previsto. Webber cediendo su posición para cumplir como un jabato con la misión de proteger a Vettel, y Alonso intentando por todos los medios abrirse paso, primero con Hamilton, y más tarde infructuosamente con el aussie.

La prueba se terminaba en la tercera o cuarta vuelta. En el primer giro, Kamui se llevaba puestos a Nico y a Jenson, y a pesar de que el de Mercedes apacaba su vehículo para que lo retiraran inmediatamente, el asunto, entre unas cosas y otras, duró cerca de nueve vueltas con bandera amarilla en una de las zonas más rápidas del circuito, tiempo suficiente para que Sebastian tomara las de Villadiego y Fernando entendiera que necesitaba un milagro para superar a Mark.

Obviamente, el milagro no ocurrió y Vettel ganaba con soltura y comodidad, saliendo de Corea como líder del mundial, con Alonso ahora a seis puntos de distancia.

Como siempre ocurre en este tipo de carreras, la pimienta surgía en la lucha por los puestos menores, e iba a ser protagonizada, fundamentalmente, por un Lewis Hamilton al que el domingo pasado parecía que le había mirado un tuerto. Presa fácil para Felipe Massa, el británico de McLaren tuvo que luchar con casi toda la parrilla. Con tres pasos por garajes para cambiar de gomas, terminó décimo después de batallar duramente con Daniel Ricciardo y Jean-Éric Vergne (quién te ha visto y quién te ve, hijo del viento), para terminar la carrera humillado por un jirón de green turf.

Como anécdota, contar que Pedro sucumbía pronto por un problema con el sistema neumático del DRS de su HRT, mientras delante Felipe cerraba el 2+2 en el que se había convertido la carrera. Los Red Bull volaban bajo, y aunque el asturiano de Ferrari se insinuó como capaz de inquietar a Webber, lo cierto es que no sucedió lo que los tifosi esperaban, precisamente porque los Red Bull volaban a ras de suelo.

Total, que con todo el pescado vendido, del quinto puesto para atrás sólo quedaba repartirse las migajas. Y allí estaban Raikkonen y su E20, y tras él un Nico Hulkenberg que brilló con luz propia al llevarse el gato al agua de la pelea que mantuvo con Lewis y Romain mientras estos dos se las tenían tiesas sobre la pista. En el séptimo puesto, Grosjean, quien también se quitó de encima a Lewis. En el octavo y nono, los chicos de Toro Rosso, Vergne y Ricciardo, respectivamente, y cerrando capítulo, como comentábamos antes, Hamilton.

En líneas generales, Corea ejerció de primer plato para lo que se prevé que dé comienzo en India, pero a mi modo de ver, nos lo sirvieron frío. Con Kim Jong-un en el palco, otro gallo nos habría cantado.

Os leo.