miércoles, 20 de junio de 2012

Me estoy estresando


Estamos asistiendo desarmados al merequetén originado por la difícil comprensión que ofrecen las Pirelli a los equipos este año, y por ende a nosotros, los aficionados, silenciosos sufridores de todo esto, y me apetecía poner mi granito de arena por echar el ratito antes de que Josu y yo subamos a meternos a la piltra.

Un neumático de competición se compone de dos elementos fundamentales, la carcasa y la banda de rodadura. La primera tiene forma, en su sección, de una «U» invertida, y la segunda cubre la zona de ésta que toma contacto con el suelo.

Así, podemos aceptar que como conjunto, una rueda se desgasta tanto por el rozamiento que sufre la banda de rodadura al pisar el asfalto, como por las fuerzas a las que se ve sometida la carcasa mientras el vehículo circula sobre el circuito —indispensable pasarse por el blog de Felipe J. Blas para entender de qué va la cosa—, puesto que un neumático de F1 no sólo cumple la función de producir el agarre necesario para que el coche avance, sino que además cumple labores de suspensión al encargarse de absorber parte de las irregularidades del suelo antes de que las vibraciones lleguen al monoplaza, equilibrarlo en curva, etcétera, y en el eje posterior trabaja para que la tracción se aplique correctamente sobre el piso, podemos imaginar también que la degradación de una goma tiene mucho más que ver con el estado de la carcasa que con el de la banda de rodadura, aunque una y otra, obviamente sigan estando interrelacionadas.

Con las Bridgestone la cosa resultaba sencilla: la dureza de la carcasa era muy parecida siempre, para todo tipo de goma, y el resultado del compuesto dependía casi exclusivamente de la banda de rodadura, siendo más blanda en el caso de los compuestos blandos, y lógicamente, más dura en el caso de los más duros. Pero con Pirelli habemus un problema, porque la italiana, de forma similar a como hacía Michelin, juega con la elasticidad de la carcasa y la blandura de la banda de rodadura para obtener el rendimiento deseado, de manera que a un compuesto más blando le corresponde una carcasa y una banda de rodadura más volátiles en su configuración, y a uno duro, tanto una carcasa como una banda de rodadura más resistentes.

Al hilo de todo esto, espero que sea fácil comprender ahora que si sometemos a un neumático Pirelli a una buena tunda, corriendo rápido en recta y en virado, por ejemplo, castigaremos antes la carcasa que la banda de rodadura porque estaremos sometiendo a la primera a un mayor esfuerzo global, de forma que cuando la rueda diga basta, no será tanto porque ha perdido toda la goma de su banda de rodadura, como porque en su conjunto, ha dejado de cumplir los requisitos óptimos que se espera de toda rueda. Vamos, que no hace falta que se vean las lonas para que deje de ser eficiente, con lo que el coche pierde estabilidad y por supuesto y más importante: rendimiento.

De forma inversa, si sometemos a los neumáticos a un esfuerzo más promediado, digamos que no yendo tan rápido como el ejemplo del párrafo de arriba, la carcasa mantendrá más fácilmente sus constantes mientras la banda de rodadura se va evaporando, y en este caso, aunque estemos a punto de enseñar el nylon, la respuesta de la rueda, en su conjunto de nuevo, aunque esté exhausta, permitirá al vehículo salvar los muebles porque seguirá respondiendo a los requerimientos esperados, léase cumpliendo las labores de suspensión y posicionamiento del monoplaza con respecto al suelo, siempre en orden de marcha.

Estamos por tanto ante un fenómeno de estrés, pero no de la banda de los cogieron, sino de su soporte, de la carcasa para más señas, de manera que puede resultar comprensible (eso espero), que los neumáticos Pirelli vivan más cuando se les somete a menor esfuerzo global, o a uno más equilibrado en el tiempo de duración del compuesto, que cuando se ven exprimidos por el vehículo o el piloto, y también entender que los propulsores que entregan de forma más dulce sus caballos, como es el caso del RS27 de Renault frente a sus rivales de Ferrari y Mercedes, ganen enteros en esto que llamamos de forma tan genérica: cuidar los neumáticos.

Sean buenos, duerman dulcemente y mañana nos leemos, que ya es endemoniadamente tarde.

1 comentario:

Paco dijo...

Buenas noches.

De esta entrada se deduce porque Bridgestone tuvo que irse de la F-1 después se conseguir ser proveedor único, lo que mismo que tendría que hacer Firestone para no desprestrigiarse dentro del mundo de la competición.
¡Ay, cuánto hemos perdido con tanta normalización de componentes!