Cosas del setup

La prima de riesgo nos está haciendo más daño del que pensamos. Esta misma tarde, sin ir más lejos, cuando Fernando se ha quedado a las puertas de la Q3 con un tiempo que le habría permitido salir séptimo mañana (1’38”707), quien más o quien menos ha pedido que Mariano Rajoy saliera a explicarnos lo que había ocurrido, como si ello fuese tarea fácil con lo a mano que quedan para esas cosas Sáenz de Santamaría, Montoro o De Guindos.

El caso es que bajo mi humilde punto de vista el asunto tampoco da para tanto como para montar un debate del estado de la nación, menos un pollo. Ferrari llevaba pensando más en la carrera de mañana que en la calificación de hoy, desde que aterrizara en Valencia. 

Tras el varapalo sufrido en Montreal y sabiendo que Pirelli jugaba la carta de incentivar la calificación del G.P. de Europa con unos compuestos más duros que los utilizados en Monte-Carlo o en el Gilles Villenueve, lo lógico era precisamente pensar en la prueba, entre otras cosas para garantizar no volver a hacer el lilas, aunque se ve que el cálculo ha sido demasiado cauteloso, porque en vez de ciscarla en domingo, la italiana ha venido a hacerlo en sábado, con sus dos coches para colmo, y con Montezemolo en los garajes por si hacía falta más enjundia chicharrachera.

Conviene recordar que los coches se prevén para cada prueba conforme a las expectativas de cada equipo, fundamentalmente modificando el setup, que dicen los británicos y los vascos políglotas. El tema en cuestión afecta a diferentes áreas del comportamiento del monoplaza según sea el piloto que lo conduzca, aunque en términos generales podemos afirmar que el propuesto para una carrera resulta más duro y equilibrado que el que está afinado para la calificación.

Dicho esto, hay que comentar que nadie es tan gilipuertas como para irse de baretas afinando tanto un coche para ganar terreno en la parrilla, que durante la prueba resulte inconducible con la carga completa de combustible, salvo que haya necesidad de deslumbrar a algún patrocinador, que de todo hay en la viña del Señor, lo que nos lleva a que lo lógico y razonable sea buscar un buen equilibrio entre lo que se espera del sábado y lo que se pretende el domingo, aunque cabe decir también, que de mitad de parrilla para atrás, lo normal es que se sacrifique la posición de salida con tal de seguir vivo cuando cae la bandera a cuadros.

Bien, aquí es donde Ferrari se ve que no ha acertado, y no tanto por las prestaciones netas del F2012, sino por la poca cautela mostrada por los equipos que siempre están a verlas venir y que afrontan este Gran Premio o cualquier otro, con la sana alegría de quien piensa que mañana Dios dirá (¿Red Bull?). Así, los Sahara Force India han estado especialmente apretones, lo mismo que Pastor Maldonado sobre su Williams, de manera que la cosa ha quedado tan cerrada en la Q2 que no cabía un suspiro, y claro está, los de Maranello, que iban previstos para dar la talla dentro de 24 horas —a Fernando se le escapó el otro día al afirmar que la pole no era tan importante tal cual va la temporada—, se han quedado con la miel en los labios o con la boca abierta, elijan ustedes.

¿Soluciones? Que quieren que les diga, el escenario valenciano es raro de narices y hay quien dice que no se puede adelantar ni a la de tres, así que no quedarán más bemoles que liarla parda con la estrategia y según sople el viento mañana. 

¿Que Fernando coge el tren de la cabeza en la primera vuelta, digamos que situándose quinto o sexto? A jugar como los otros (Hamilton y Vettel) pero con algunas gomas nuevas, y a arrear en pista mientras el resto entra a cambiar las que han gastado hoy. ¿Que no se puede pasar del octavo o nono? Pues a exprimir los amarillos en un stint largo, para montar los blancos y ver cómo los rivales se van quedando en la cuneta o sencillamente detrás...

Doy por asequible el podio. ¿Quén dijo miedo?

PD: Dedicado don José Antonio Fernández [@WinfieldF1], un tío grande que hoy celebra su cuadragesimoquinto cumpleaños.