En buen castellano suena mejor, y por ello permitidme que utilice esta frase llena de testosterona y rancia carga genérica para definir el sabroso espectáculo que se ha celebrado hoy en el circuito de Monza, en una semana marcada por las estúpidas declaraciones del hijo de Anthony Hamilton y por las expectativas generadas por la renovación in extremis de un redivivo Kimi Raikkonen, aunque advierto que echo en falta la presencia en nuestro amado y machista deporte de la F1, de una Danika Patrick, una Vanina Ickx, o una María de Villota, con quienes equilibrar la balanza, pues ellas como otras muchas, han demostrado sobre agua que los tienen tanto o mejor puestos que sus colegas masculinos en eso de enfrentarse al húmedo elemento sobre el asfalto de un circuito.
Y es que hay algo femenino en esto de entender el agua, en transitarla, en sortearla, en dominarla, en una palabra. Y a falta de pelotas (que ni puta falta que hacen para conducir bien), lo que se hace imprescindible es estar dotado de mucha sensibilidad para circular a más de 300 kms. por hora sobre una pista inundada, eso y un infinito talento para comprender que contra el agua no se puede luchar por las bravas sin asumir el riesgo de terminar contra un muro o sobre la gravilla de una puzolana.
Y lo gracioso, que el émulo de Senna ha vuelto a naufragar estrepitosamente en un escenario tan propicio, a priori, como para volver a demostrar que siente el grip, y que es grande en esas condiciones, como en Spa.
Y lo más gracioso ha sido que su compañero Heikki Kovalainen nos ha mostrado que no estábamos equivocados los que le vimos navegar en Fuji y nos mantuvimos firmes cuando nos dijeron que no era hombre de agua, logrando un segundo lugar en la parrilla que mañana sacrificará su equipo en aras de glorificar al que sirve de liebre (otro día comparto con vosotros las evidencias) y gregario.
Y lo hilarante ha sido ver cómo un trémulo Massa, cauto pero constante, destrozaba por un día los augurios que lo dibujaban como ahogado en seco y en mojado, como esperanza rota, consiguiendo una meritoria 6ª plaza, muy por delante de su oficial jefe de filas.
Y lo más cachondo de todo ha sido poder imaginar la cara que se les habrá quedado a los tifosi tras constatar que ni Felipe ni Kimi saben llevar, como se merece, el cavallino rampante de Baracca, por mucho que se empeñen Domenicali, Montezemolo, o la madre que los parió a todos.
Y lo triste, que Fernando, con un monoplaza al que se le atragantan este tipo de circuitos, ha trazado fino logrando algunos destellos, alcanzando con la finura de sus dedos a que todos soñáramos por un momento lo que conseguirían sus manos si la máquina respondiera a la altura de su temperamento y valía.
Vettel, grandioso, ha reventado con soltura el récord obtenido por el asturiano en 2003 (Malasia) como el piloto más joven en conseguir una pole position, y con un vehículo segundón, un Toro Rosso. Caerán otros, tal vez todos, pero a buen seguro nuestro bicampeón los venderá caros. Y es que así es la vida, femenina, como Monza bajo el diluvio universal: aterciopelada, sugerente y atractiva, ofreciendo oportunidades a los parias.
Disculpadme el tono, ando hoy un poco perdido.
2 comentarios:
La verdad es que los Ferrari al final van a dar más penas que alegrías a los tifosi. En cuanto al que "se crece en esas circunstancia" hoy se ha llevado un buen palo. A ver si por fin se controla y no suelta semejantes estupideces por la boca. Esperemos que Alonso consiga un buen resultado y su estrategia de una parada le dé muchos puntos.
Hola Mai ;)
Lewis no espabila así lo troncen. Su carrera ha sido buena, muy buena, pero al final ha resultado una completa pifia (y eso que es el émulo de Senna) por exceso de pelotas y por falta de gomas.
Nos leemos ;)
Un abrazo
Publicar un comentario