Menos mal que lo hemos venido apuntando desde comienzos de temporada y en Hungaroring se ha roto la racha, y es que ha bastado que a Charles le hayan dado una verdadera oportunidad —aire limpio y espacio libre de tráfico—, para que el monegasco encontrase ese puntito de comodidad que necesitan los purasangre para marcar distancias con el resto.
No parecía que nadie pudiera toser a los papaya en la clasificación magiar, aunque el rosso dorsal número 16 ha sabido destronarlos sobre la pista en un apretadísimo final de Q3 donde todo se ha jugado a cara de perro. Apenas dos centésimas y media de separación con Piastri y cuatro con Norris, pero suficiente para que Leclerc se haya marcado una pole que sabe especialmente dulce a los abnegados tifosi.
Os leo.
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