A veces ocurre que jugando con los armarios del presente se liberan por los resquicios de sus puertas los fantasmas del pasado, como por casualidad. Y hoy mismo, esta tarde, ahora, mientras la esencia de nuestro presente pasa por no criticar o pasar de puntillas ante la perversidad de un sistema fabricante/cliente, que en cuatro años de vigencia —vamos para el quinto— no ha permitido a un miserable equipo cliente estar por encima de un equipo de fábrica al final del campeonato, anda la peña entretenida sopesando si es lógico el esquema, y si dentro de él, resulta más lógico aún que las escuadras que comparten unidad de potencia, puedan, llegado el caso, apoyar a la casa madre sobre la pista.
Es tan ladino el invento que incluso los aficionados más incautos saben de sobra que los clientes abonan en especie parte de sus facturas al proveedor, bien ayudando al desarrollo del material, bien probándolo, bien sentado pilotos específicos, bien comiéndose literalmente los marrones.
Y está bien, o así lo ven algunos, que llegado el caso, repito, como contraprestación a tantos favores como recibe la escudería, un piloto de Williams pueda entorpecer a otro de Ferrari o uno de Haas —ya que la norteamericana está de moda—, pueda hacer lo mismo con un oponente coñazo o inquietante para la de Maranello. El fabricante sabrá compensar adecuadamente el esfuerzo, sin duda...
Es tan ladino el invento que incluso los aficionados más incautos saben de sobra que los clientes abonan en especie parte de sus facturas al proveedor, bien ayudando al desarrollo del material, bien probándolo, bien sentado pilotos específicos, bien comiéndose literalmente los marrones.
Y está bien, o así lo ven algunos, que llegado el caso, repito, como contraprestación a tantos favores como recibe la escudería, un piloto de Williams pueda entorpecer a otro de Ferrari o uno de Haas —ya que la norteamericana está de moda—, pueda hacer lo mismo con un oponente coñazo o inquietante para la de Maranello. El fabricante sabrá compensar adecuadamente el esfuerzo, sin duda...
No voy a preguntarme dónde cojones nos hemos dejado la palabra deporte en este embrollo del demonio en el que todo parece bueno de la muerte y encuentra fácil justificación.
Sé de sobra que la etapa híbrida se las prometía entre sus prioridades ser asequible —esta parte se ha olvidado pero estaba ahí en 2012 y 2013, yo escribía dos o tres artículos diarios en Diariomotor entonces—, y a la postre ha resultado tan extremadamente cara que, llegado el caso, insisto, hace comprensible que de vez en cuándo toque bajarse los pantalones y poner el condón y la vaselina con tal de aguantar el tirón y alcanzar un equidistante aquí paz y allá gloria.
Entiendo el mecanismo y acepto las reglas de juego, lo que no me entra en la cabeza es el enfermizo empeño de algunos plumillas en aventar viejos fantasmas, puesto que lo que vale hoy debería haber servido hace siete años y unos meses, pongamos por caso.
Abu Dhabi 2010. Petrov, sobre Renault —motorista de Red Bull y principal interesada en que la austriaca sacara adelante su proyecto Vettel, ya que iba a beber las mismas mieles—, hace astillas las posibilidades de Fernando Alonso por no entender lo que comprendió meridianamente Michael Schumacher en Interlagos 2012, dejando dócilmente que le sobrepasara Sebastian sin oponer resistencia...
Lo que hoy está bien y resulta comprensible, también debería servir para el ayer, ¡coñe!
Normal que no encajásemos adecuadamente la alegría de la de Boullier porque aparentemente estaba en sintonía con la de Marko, Horner y su gente. Normal que nos llamaran conspiranoicos, almas de mala madre, perversos, envidiosos. Nos faltaban datos, ¡demontre! Nos faltaba saber, por ejemplo, que iba a resultar normal en 2018, ocho años después, que fabricantes y clientes se ayuden en pista porque los imperativos mandan.
Entre que a Jaime Alguersuari (Toro Rosso) se le deslizó en un chat en directo de ABC, creo, que see había dejado pasar por Webber porque si no, el australiano las podía haber pasado putas sobre el asfalto de Yas Marina en su cometido de hacer de gusana en el anzuelo para Ferrari, tenemos que para vencer a Fernando Alonso en 2010 hicieron falta nada menos que una trampa bien tirada y seis coches, trampa para osos en la que Renault encontró su minutito de gloria jodiendo las aspiraciones del español porque en Enstone tocaba bajarse los pantalones, poner la vaselina y el culo en pompa por la gloria de su madre, que diría Chiquito de La Calzada.
Seis coches, seis. Todo muy normal en 2018, pero entonces, en 2010, una idiotez fruto de la fiebre envidiosa y las conspiraciones.
Y os leo, ¡faltaría más!
Normal que no encajásemos adecuadamente la alegría de la de Boullier porque aparentemente estaba en sintonía con la de Marko, Horner y su gente. Normal que nos llamaran conspiranoicos, almas de mala madre, perversos, envidiosos. Nos faltaban datos, ¡demontre! Nos faltaba saber, por ejemplo, que iba a resultar normal en 2018, ocho años después, que fabricantes y clientes se ayuden en pista porque los imperativos mandan.
Entre que a Jaime Alguersuari (Toro Rosso) se le deslizó en un chat en directo de ABC, creo, que see había dejado pasar por Webber porque si no, el australiano las podía haber pasado putas sobre el asfalto de Yas Marina en su cometido de hacer de gusana en el anzuelo para Ferrari, tenemos que para vencer a Fernando Alonso en 2010 hicieron falta nada menos que una trampa bien tirada y seis coches, trampa para osos en la que Renault encontró su minutito de gloria jodiendo las aspiraciones del español porque en Enstone tocaba bajarse los pantalones, poner la vaselina y el culo en pompa por la gloria de su madre, que diría Chiquito de La Calzada.
Seis coches, seis. Todo muy normal en 2018, pero entonces, en 2010, una idiotez fruto de la fiebre envidiosa y las conspiraciones.
Y os leo, ¡faltaría más!
6 comentarios:
Y como se le puede meter mano?? Es absolutamente imposible que se haga algo, salvo que algún piloto cante. Y eso no pasará porque el piloto igual ni lo sabe. Ya lo dijo el año pasado Force india, desde el box se toca el coche... Y el asesinato queda impune.
Me encanta cuando sacas la AK-42...
Sigue así maestro!
Se te ha olvidado una trampa importante: la que hizo Briatore en Singapur 2008 para que ganase Alonso.
Siempre hay días tontos y tontos todos los días...
Aúpa Josete!
Un abrazo,
Pablo.
Siete coches, han sido siete. Te has olvidado del lastre brasileño, el piloto fetiche de la rossa. El Homo Ferrarensis.
Cuentan las malas lenguas que Fernando estaba vendido de antemano , por el escándalo de Hockenheim .
Aunque probablemente nunca llegaremos a saberlo .
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