No sé a vosotros, pero a mí me atrae ver cómo se las tienen tiesas Esteban Ocon y Sergio Pérez durante este campeonato mundial, casi tanto como Lewis Hamilton y Sebastian Vettel.
Seguramente se debe a que ya estoy mayor y busco tener balas en la recámara por si se incumplen las promesas de espectáculo, de duelo entre titanes y eso. Además, ahora que hablamos de deudas, siento que la Fórmula 1 le debe una al de Guadalajara, y bien grande.
No estoy hablando de que Checo se corone Campeón del Mundo en 2018. Con lo extrañito que nos ha salido el estreno de la de Silverstone en Barcelona, me temo que esta temporada va a ser sumamente dura para la tropa de Fernley, así que razón de más para solicitar a la diosa Fortuna que eche una mano al mexicano y nos permita disfrutarlo al volante de su auto.
En 2017 no pudo ser. La comodidad que supuso que Force India no tuviera contrincante en pista significó, a la postre, que Ocon y nuestro protagonista se enzarzaran en sucesivos y feos dogfights que no llevaron a ningún sitio salvo a aquello que se le escapó a Otmar Szafnauer [Hablando claro]. 2018 parece diferente, al menos sobre el papel. La india no tiene visos de volver a encontrarse cómoda. Toro Rosso, McLaren, incluso Haas y Sauber ya han presentado sus respectivas candidaturas a dominar la montonera y a Esteban y a Sergio, previsiblemente se les ha acabado el chollo de tener como cometido principal ocuparse de su compañero.
Y aquí es donde precisamente veo más fuerte y maduro a Checo.
Sin quitarle ni ponerle nada a Ocon, Pérez tiene galones suficientes como para volver a imponerse al francés, más si cabe cuando las prioridades parece que han cambiado tanto. Va a ser necesario ocuparse de otro tipo de gente: pilotos de otras escuderías que van a luchar por los mismos puestos y los mismos puntos, y en este escenario la experiencia va a suponer un grado. Sin duda será bueno para Esteban porque le permitirá seguir fogueándose, pero mejor puede resultar para Checo porque él está acostumbrado a lidiar con toros de cornamenta más grande.
Novedad de los neumáticos, tres unidades de potencia para toda la campaña y un nuevo entorno de lucha más diversificado... Algo me dice que sólo hace falta una pizca de suerte para que Pérez vuelva a ponerse el equipo a la espalda y haga lo que sabe hacer: conducir delicadamente, sin alharacas, veloz, con inteligencia, sin excesos. Fino, como se ha dicho siempre de esta forma de llevar el monoplaza que distingue al de Guadalajara de la mayoría de sus rivales.
Os leo.
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